sábado, 11 de marzo de 2017

Día 17.Decimoséptimo día de la consagración


Día 17. Decimoséptimo día de la Consagración.
SEGUNDA ETAPA: seis días para conocerme a mi mismo. 5/6 días.

Esquema inicial.
1. Oraciones iniciales:
-Letanías del Espíritu Santo (pg 235-237),
-Oh Santa María de Mares Estrella (289) y
-Letanías lauretanas (231-233)
*Si se reza el Rosario con las letanías, no hace falta repetirlas.

2. Lectura orante correspondiente al día (pg. 263)
Día 17:
El ejemplo de los talentos (Mt 25, 14-30)
TVD 126-130 pgs 102-105

3. Jaculatoria “Debías haber puesto mi dinero en el banco y a mi vuelta me lo hubieras entregado con los intereses"

LETANIAS DEL ESPÍRITU SANTO
Versión monfortiana para la Consagración.

Señor, ten piedad. Señor, ten piedad. 
Cristo, ten piedad. Cristo, ten piedad.
Señor, ten piedad. Señor, ten piedad.
 
Cristo, óyenos. Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos. Cristo, escúchanos.

Dios, Padre celestial, ten piedad de nosotros.
Dios, Hijo Redentor del mundo, ten piedad de nosotros.
Dios, Espíritu Santo, ten piedad de nosotros.
Santísima Trinidad, un solo Dios, ten piedad de nosotros.

Espíritu que procedes del Padre y del Hijo, ten piedad.
Espíritu del Señor, que al comienzo de la creación, planeabas
sobre las aguas
, ten piedad.
Espíritu por cuya inspiración han hablado los profetas, ten piedad. 
Espíritu cuya unción nos enseña todas las cosas, ten piedad. 
Espíritu que das testimonio de Cristo, ten piedad. 

Espíritu de verdad que nos instruyes sobre todas las cosas, ten piedad.
Espíritu que descendiste sobre María, ten piedad.
Espíritu del Señor que llenas todo el orbe, ten piedad. 
Espíritu de Dios que habitas en nosotros, ten piedad.  
Espíritu de Sabiduría y de entendimiento,
ten piedad.

Espíritu de consejo y fortaleza, ten piedad.
Espíritu de ciencia y de piedad,
ten piedad.
Espíritu de temor del Señor,
ten piedad.
Espíritu de gracia y de misericordia,
ten piedad.
Espíritu de fuerza, dilección y sobriedad,
ten piedad.

Espíritu de fe, esperanza, amor y paz, ten piedad.
Espíritu de humildad y castidad,
ten piedad.
Espíritu de benignidad y mansedumbre,
ten piedad.
Espíritu de gracia multiforme,
ten piedad.
Espíritu que escrutas hasta los secretos de Dios,
ten piedad.

Espíritu que ruegas por nosotros con gemidos inefables, ten piedad. 
Espíritu que descendiste sobre Cristo en forma de paloma,
ten piedad.
Espíritu en el cual renacemos,
ten piedad.
Espíritu que difundes la caridad en nuestros corazones,
ten piedad.
Espíritu de adopción de los hijos de Dios,
ten piedad.

Espíritu que apareciste en lenguas de fuego sobre los
apóstoles,
ten piedad.
Espíritu con el cual fueron colmados los apóstoles,
ten piedad.
Espíritu que distribuyes tus dones a cada uno como tú
quieres,
ten piedad.

Muéstrate propicio, perdónanos, Señor.
Muéstrate propicio,
escúchanos, Señor.

De todo mal, líbranos, Señor.  
De todo pecado,
líbranos, Señor.  
De las tentaciones e insidias del demonio,
líbranos, Señor.  
De toda presunción y desesperación,
líbranos, Señor.  
De la resistencia a la verdad conocida,
líbranos, Señor.  
De la obstinación y la impenitencia,
líbranos, Señor.  
De la impureza de mente y de cuerpo,
líbranos, Señor.  
Del espíritu de fornicación,
líbranos, Señor.  
De todo espíritu malo,
líbranos, Señor.  

Por tu eterna procesión del Padre y del Hijo, líbranos, Señor.  
Por la encarnación de Jesucristo,
líbranos, Señor.  
Por tu descenso sobre Cristo en el Jordán,
líbranos, Señor.  
Por tu advenimiento sobre los discípulos,
líbranos, Señor.
En el día del juicio,
líbranos, Señor.  

Siendo pecadores, te rogamos, óyenos.

Para que así como vivimos por el Espíritu, obremos también por el Espíritu, te rogamos, óyenos.
Para que, recordando que somos templo del Espíritu, no nos profanemos, te rogamos, óyenos.
Para que, viviendo según el Espíritu, dominemos los deseos de la carne, te rogamos, óyenos.
Para que no contristemos al Espíritu Santo de Dios, te rogamos, óyenos.

Para que seamos solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz, te rogamos, óyenos.
Para que no creamos a todos los espíritus, te rogamos, óyenos.  
Para que discernamos si los espíritus son de Dios,
te rogamos, óyenos.  
Para que te dignes renovar en nosotros el espíritu de rectitud,
te rogamos, óyenos.
Para que nos confirmes con tu Espíritu soberano,
te rogamos, óyenos.

Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo,
perdónanos, Señor.
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo,
escúchanos, Señor.
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo,
ten piedad de nosotros.

Oración
Asístanos Señor, con la fuerza del Espíritu Santo, a fin de que purifique nuestros corazones y nos preserve de todo mal.
Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

A continuación, pedimos a la Santísima Virgen, la gracia de conocernos:

Ave Maris Stella
Salve, del mar Estrella,
de Dios Madre venerable
y siempre Virgen,
feliz puerta del Cielo.

Recibiste aquel Ave
de boca de Gabriel:
afiánzanos en paz
cambiando el nombre de Eva.

Suelta las cadenas de los reos,
da luz a los ciegos,
líbranos de nuestros males,
alcánzanos todos los bienes.

Muestra que eres nuestra Madre
que reciba de Ti nuestras preces
el que por nosotros nació
y quiso ser Hijo tuyo.

Virgen singular,
entre todas humilde.
Haz que, limpios de culpa,
seamos humildes y castos.

Danos una vida pura,
prepáranos un camino seguro.
para que, viendo a Jesús,
siempre nos alegremos.

Alabanza a Dios Padre,
la suma honra a Cristo
y al Espíritu Santo:
a los Tres un mismo honor. Amén.

Letanías del Santo Rosario
Para quienes rezamos un Misterio del Rosario todos los días, junto con las letanías lauretanas, no hace falta que las repitamos.
A continuación vamos a rezar una variante distinta de las Letanías del Rosario, inspiradas en la "Lumen Gentium "y en la "Marialis Cultus".

Señor, ten piedad. Señor, ten piedad.
Cristo, ten piedad. Cristo, ten piedad.
Señor, ten piedad. Señor, ten piedad.

Santa María, ruega por nosotros.
Santa Madre de Dios, ruega por nosotros.
Santa Virgen de las vírgenes, ruega por nosotros.

Hija predilecta del Padre, ruega por nosotros.
Madre de Cristo Rey, ruega por nosotros.
Gloria del Espíritu Santo, ruega por nosotros.

Virgen Hija de Sión, ruega por nosotros.
Virgen pobre y humilde, ruega por nosotros.
Virgen sencilla y obediente, ruega por nosotros.

Esclava del Señor, ruega por nosotros.
Madre del Señor, ruega por nosotros.
Colaboradora del Redentor, ruega por nosotros.

Llena de gracia, ruega por nosotros.
Fuente de hermosura, ruega por nosotros.
Conjunto de todas las virtudes, ruega por nosotros.

Fruto escogido de la redención, ruega por nosotros.
Discípula perfecta de Cristo, ruega por nosotros.
Imagen purísima de la Iglesia, ruega por nosotros.

Mujer nueva, ruega por nosotros.
Mujer vestida de sol, ruega por nosotros.
Mujer coronada de estrellas, ruega por nosotros.

Señora llena de benignidad, ruega por nosotros.
Señora llena de clemencia, ruega por nosotros.
Señora nuestra, ruega por nosotros.

Alegría de Israel, ruega por nosotros.
Esplendor de la Iglesia, ruega por nosotros.
Honor del género humano, ruega por nosotros.

Abogada de la gracia, ruega por nosotros.
Dispensadora de la piedad, ruega por nosotros.
Auxiliadora del pueblo de Dios, ruega por nosotros.

Reina de la caridad, ruega por nosotros.
Reina de la misericordia, ruega por nosotros.
Reina de la paz, ruega por nosotros.

Reina de los ángeles, ruega por nosotros.
Reina de los patriarcas, ruega por nosotros.
Reina de los profetas, ruega por nosotros.

Reina de los apóstoles, ruega por nosotros.
Reina de los mártires, ruega por nosotros.
Reina de los confesores, ruega por nosotros.

Reina de las vírgenes, ruega por nosotros.
Reina de todos los Santos, ruega por nosotros.

Reina concebida sin pecado original, ruega por nosotros.
Reina asunta a los cielos, ruega por nosotros.

Reina del mundo, ruega por nosotros.
Reina del cielo, ruega por nosotros.
Reina del universo, ruega por nosotros.

Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo.
Perdónanos, Señor.

Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo. Escúchanos, Señor.

Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo.
Ten misericordia de nosotros.

Sub tuum
Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios;
no desoigas nuestras súplicas en nuestras necesidades;
antes bien, líbranos de todos los peligros,
Virgen gloriosa y bendita.

Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios.
R. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo. Amén.

Oremos
Te rogamos, Señor, que nos concedas a nosotros tus siervos, gozar de perpetua salud de alma y cuerpo y, por la gloriosa intercesión de la bienaventurada Virgen María, seamos librados de la tristeza presente y disfrutemos de la eterna alegría. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.

Santo Evangelio según San Mateo 
 
Mt 25, 14-30
El ejemplo de los talentos
14 «Es como un hombre que, al irse de viaje, llamó a sus siervos y los dejó al cargo de sus bienes:
15 a uno le dejó cinco talentos, a otro dos, a otro uno, a cada cual según su capacidad; luego se marchó.
16 El que recibió cinco talentos fue enseguida a negociar con ellos y ganó otros cinco.
17 El que recibió dos hizo lo mismo y ganó otros dos.
18 En cambio, el que recibió uno fue a hacer un hoyo en la tierra y escondió el dinero de su señor.
19 Al cabo de mucho tiempo viene el señor de aquellos siervos y se pone a ajustar las cuentas con ellos.
20 Se acercó el que había recibido cinco talentos y le presentó otros cinco, diciendo: “Señor, cinco talentos me dejaste; mira, he ganado otros cinco”.
21 Su señor le dijo: “Bien, siervo bueno y fiel; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; entra en el gozo de tu señor”.
22 Se acercó luego el que había recibido dos talentos y dijo: “Señor, dos talentos me dejaste; mira, he ganado otros dos”.
23 Su señor le dijo: “¡Bien, siervo bueno y fiel!; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; entra en el gozo de tu señor”.
24 Se acercó también el que había recibido un talento y dijo: “Señor, sabía que eres exigente, que siegas donde no siembras y recoges donde no esparces,
25 tuve miedo y fui a esconder tu talento bajo tierra. Aquí tienes lo tuyo”.
26 El señor le respondió: “Eres un siervo negligente y holgazán. ¿Con que sabías que siego donde no siembro y recojo donde no esparzo?
27 Pues debías haber puesto mi dinero en el banco, para que, al volver yo, pudiera recoger lo mío con los intereses.
28 Quitadle el talento y dádselo al que tiene diez.
29 Porque al que tiene se le dará y le sobrará, pero al que no tiene, se le quitará hasta lo que tiene.
30 Y a ese siervo inútil echadlo fuera, a las tinieblas; allí será el llanto y el rechinar de dientes”».

Palabra del Señor… Gloria a Ti, Señor Jesús.
 

TVD 126-130 (pg. 102-105)

Ave María purísima, sin pecado concebida.



[126]
He dicho, que esta devoción puede muy bien definirse, como una perfecta renovación de las promesas del santo Bautismo.

De hecho, antes del Bautismo, todo cristiano era esclavo del demonio, a quien pertenecía. Por su propia boca o las de sus padrinos, renunció en el Bautismo a Satanás, a sus pompas y a sus obras, y eligió a Jesucristo como a su Dueño y Señor, para depender de Él en calidad de esclavo de amor.

Es precisamente lo que hacemos por la presente devoción: renunciar - la fórmula de Consagración lo dice expresamente - al demonio, al mundo, al pecado y a nosotros mismos, y consagrarnos totalmente a Jesucristo por manos de María. Pero hacemos algo más: en el Bautismo hablamos ordinariamente por boca de otros -los padrinos - y nos consagramos a Jesucristo por procurador. Mientras que en esta devoción nos consagramos por nosotros mismos, voluntariamente y con conocimiento de causa.

En el santo Bautismo, no nos consagramos explícitamente por manos de María, ni entregamos a Jesucristo el valor de nuestras buenas acciones. Y después de él quedamos completamente libres para aplicar dicho valor, a quien queramos o conservarlo para nosotros. Por esta devoción, en cambio, nos consagramos expresamente a Nuestro Señor por manos de María y le entregamos el valor de todas nuestras buenas acciones.

[127] 
"Los hombres hacen voto en el Bautismo - dice Santo Tomás - de renunciar al diablo y a sus pompas". Y "este voto - había dicho San Agustín - es el mayor y más indispensable". Lo mismo afirman los canonistas: "El voto principal es el que hacemos en el Bautismo". Sin embargo, ¿quién cumple este voto tan importante? ¿Quién observa con fidelidad las promesas del santo Bautismo? ¿No traicionan casi todos los cristianos la fe prometida a Jesucristo en el Bautismo? ¿De dónde proviene este desconcierto universal? ¿No es, acaso, del olvido en que se vive de las promesas y compromisos del santo Bautismo y de que casi nadie ratifica por sí mismo el "Contrato de Alianza" hecho con Dios por sus padrinos?

[128]
Es tan cierto esto, que el Concilio de Sens, convocado por orden de Ludovico Pío, para poner remedio a los desórdenes de los cristianos, juzgó que la causa principal de tanta corrupción de las costumbres, provenía del olvido e ignorancia, en que vivían las gentes acerca de los compromisos del santo Bautismo. Y no encontró remedio más eficaz, para combatir tamaño mal, que excitar a los cristianos a renovar las promesas y votos bautismales.

[129]
El "Catecismo del Concilio de Trento", fiel intérprete de las intenciones de este santo Concilio, exhorta a los párrocos a hacer lo mismo y a acostumbrar al pueblo fiel a recordar y creer que los cristianos han sido consagrados a Jesucristo, Señor y Redentor nuestro. Éstas son sus palabras: "El párroco exhortará al pueblo fiel para hacerle comprender que nosotros, más que cualquier hombre, debemos ofrecernos y consagrarnos eternamente como esclavos a Nuestro Señor y Redentor".

TOTUS TUUS
Todo tuyo

Totus tuus ego sum
et omnia mea tua sunt.
Accípio te in mea omnia.
Præbe mihi cor tuum, María!

Soy todo tuyo
y todo lo mío es tuyo.
Te recibo como mi todo.
¡Dame tu corazón, María!

Bendito y alabado sea Jesucristo.

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