Día 17.
Decimoséptimo día de la Consagración.
SEGUNDA
ETAPA: seis días para conocerme a mi mismo. 5/6 días.
Esquema inicial.
1.
Oraciones iniciales:
-Letanías
del Espíritu Santo (pg 235-237),
-Oh Santa María de Mares Estrella (289) y
-Letanías lauretanas (231-233)
-Oh Santa María de Mares Estrella (289) y
-Letanías lauretanas (231-233)
*Si se
reza el Rosario con las letanías, no hace falta repetirlas.
2. Lectura
orante correspondiente al día (pg. 263)
Día
17:
El ejemplo
de los talentos (Mt 25, 14-30)
TVD 126-130
pgs 102-105
3. Jaculatoria “Debías haber puesto mi dinero en
el banco y a mi vuelta me lo hubieras entregado con los intereses"
LETANIAS DEL ESPÍRITU SANTO
Versión monfortiana para la Consagración.
Señor,
ten piedad. Señor, ten piedad.
Cristo, ten piedad. Cristo, ten piedad.
Señor, ten piedad. Señor, ten piedad.
Cristo, ten piedad. Cristo, ten piedad.
Señor, ten piedad. Señor, ten piedad.
Cristo, óyenos. Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos. Cristo, escúchanos.
Dios, Padre celestial, ten piedad de nosotros.
Dios, Hijo Redentor del mundo, ten piedad de nosotros.
Dios, Espíritu Santo, ten piedad de nosotros.
Santísima
Trinidad, un solo Dios, ten
piedad de nosotros.
Espíritu que procedes del Padre y del Hijo, ten piedad.
Espíritu del Señor, que al comienzo de la creación, planeabas
sobre las aguas, ten piedad.
Espíritu por cuya inspiración han hablado los profetas, ten piedad.
Espíritu cuya unción nos enseña todas las cosas, ten piedad.
Espíritu que das testimonio de Cristo, ten piedad.
Espíritu
de verdad que nos instruyes sobre todas las cosas, ten piedad.
Espíritu que descendiste sobre María, ten piedad.
Espíritu del Señor que llenas todo el orbe, ten piedad.
Espíritu de Dios que habitas en nosotros, ten piedad.
Espíritu de Sabiduría y de entendimiento, ten piedad.
Espíritu que descendiste sobre María, ten piedad.
Espíritu del Señor que llenas todo el orbe, ten piedad.
Espíritu de Dios que habitas en nosotros, ten piedad.
Espíritu de Sabiduría y de entendimiento, ten piedad.
Espíritu
de consejo y fortaleza, ten piedad.
Espíritu de ciencia y de piedad, ten piedad.
Espíritu de temor del Señor, ten piedad.
Espíritu de gracia y de misericordia, ten piedad.
Espíritu de fuerza, dilección y sobriedad, ten piedad.
Espíritu de ciencia y de piedad, ten piedad.
Espíritu de temor del Señor, ten piedad.
Espíritu de gracia y de misericordia, ten piedad.
Espíritu de fuerza, dilección y sobriedad, ten piedad.
Espíritu
de fe, esperanza, amor y paz, ten
piedad.
Espíritu de humildad y castidad, ten piedad.
Espíritu de benignidad y mansedumbre, ten piedad.
Espíritu de gracia multiforme, ten piedad.
Espíritu que escrutas hasta los secretos de Dios, ten piedad.
Espíritu de humildad y castidad, ten piedad.
Espíritu de benignidad y mansedumbre, ten piedad.
Espíritu de gracia multiforme, ten piedad.
Espíritu que escrutas hasta los secretos de Dios, ten piedad.
Espíritu
que ruegas por nosotros con gemidos inefables, ten piedad.
Espíritu que descendiste sobre Cristo en forma de paloma, ten piedad.
Espíritu en el cual renacemos, ten piedad.
Espíritu que difundes la caridad en nuestros corazones, ten piedad.
Espíritu de adopción de los hijos de Dios, ten piedad.
Espíritu que descendiste sobre Cristo en forma de paloma, ten piedad.
Espíritu en el cual renacemos, ten piedad.
Espíritu que difundes la caridad en nuestros corazones, ten piedad.
Espíritu de adopción de los hijos de Dios, ten piedad.
Espíritu
que apareciste en lenguas de fuego sobre los
apóstoles, ten piedad.
Espíritu con el cual fueron colmados los apóstoles, ten piedad.
Espíritu que distribuyes tus dones a cada uno como tú
quieres, ten piedad.
apóstoles, ten piedad.
Espíritu con el cual fueron colmados los apóstoles, ten piedad.
Espíritu que distribuyes tus dones a cada uno como tú
quieres, ten piedad.
Muéstrate
propicio, perdónanos, Señor.
Muéstrate propicio, escúchanos, Señor.
Muéstrate propicio, escúchanos, Señor.
De todo
mal, líbranos, Señor.
De todo pecado, líbranos, Señor.
De las tentaciones e insidias del demonio, líbranos, Señor.
De toda presunción y desesperación, líbranos, Señor.
De la resistencia a la verdad conocida, líbranos, Señor.
De la obstinación y la impenitencia, líbranos, Señor.
De la impureza de mente y de cuerpo, líbranos, Señor.
Del espíritu de fornicación, líbranos, Señor.
De todo espíritu malo, líbranos, Señor.
De todo pecado, líbranos, Señor.
De las tentaciones e insidias del demonio, líbranos, Señor.
De toda presunción y desesperación, líbranos, Señor.
De la resistencia a la verdad conocida, líbranos, Señor.
De la obstinación y la impenitencia, líbranos, Señor.
De la impureza de mente y de cuerpo, líbranos, Señor.
Del espíritu de fornicación, líbranos, Señor.
De todo espíritu malo, líbranos, Señor.
Por tu
eterna procesión del Padre y del Hijo, líbranos, Señor.
Por la encarnación de Jesucristo, líbranos, Señor.
Por tu descenso sobre Cristo en el Jordán, líbranos, Señor.
Por tu advenimiento sobre los discípulos, líbranos, Señor.
En el día del juicio, líbranos, Señor.
Por la encarnación de Jesucristo, líbranos, Señor.
Por tu descenso sobre Cristo en el Jordán, líbranos, Señor.
Por tu advenimiento sobre los discípulos, líbranos, Señor.
En el día del juicio, líbranos, Señor.
Siendo
pecadores, te
rogamos, óyenos.
Para que
así como vivimos por el Espíritu, obremos también por el Espíritu, te rogamos, óyenos.
Para que, recordando que somos templo del Espíritu, no nos profanemos, te rogamos, óyenos.
Para que, viviendo según el Espíritu, dominemos los deseos de la carne, te rogamos, óyenos.
Para que no contristemos al Espíritu Santo de Dios, te rogamos, óyenos.
Para que, recordando que somos templo del Espíritu, no nos profanemos, te rogamos, óyenos.
Para que, viviendo según el Espíritu, dominemos los deseos de la carne, te rogamos, óyenos.
Para que no contristemos al Espíritu Santo de Dios, te rogamos, óyenos.
Para que
seamos solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz, te rogamos, óyenos.
Para que no creamos a todos los espíritus, te rogamos, óyenos.
Para que discernamos si los espíritus son de Dios, te rogamos, óyenos.
Para que te dignes renovar en nosotros el espíritu de rectitud, te rogamos, óyenos.
Para que nos confirmes con tu Espíritu soberano, te rogamos, óyenos.
Para que no creamos a todos los espíritus, te rogamos, óyenos.
Para que discernamos si los espíritus son de Dios, te rogamos, óyenos.
Para que te dignes renovar en nosotros el espíritu de rectitud, te rogamos, óyenos.
Para que nos confirmes con tu Espíritu soberano, te rogamos, óyenos.
Cordero
de Dios que quitas el pecado del mundo,
perdónanos, Señor.
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo,
escúchanos, Señor.
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo,
ten piedad de nosotros.
perdónanos, Señor.
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo,
escúchanos, Señor.
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo,
ten piedad de nosotros.
Oración
Asístanos Señor, con la fuerza del Espíritu Santo, a fin de que purifique nuestros corazones y nos preserve de todo mal.
Asístanos Señor, con la fuerza del Espíritu Santo, a fin de que purifique nuestros corazones y nos preserve de todo mal.
Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.
A continuación, pedimos a la Santísima Virgen, la gracia de
conocernos:
Ave Maris Stella
Salve, del mar Estrella,
de Dios Madre venerable
y siempre Virgen,
feliz puerta del Cielo.
Recibiste aquel Ave
de boca de Gabriel:
afiánzanos en paz
cambiando el nombre de Eva.
Suelta las cadenas de los reos,
da luz a los ciegos,
líbranos de nuestros males,
alcánzanos todos los bienes.
Muestra que eres nuestra Madre
que reciba de Ti nuestras preces
el que por nosotros nació
y quiso ser Hijo tuyo.
Virgen singular,
entre todas humilde.
Haz que, limpios de culpa,
seamos humildes y castos.
Danos una vida pura,
prepáranos un camino seguro.
para que, viendo a Jesús,
siempre nos alegremos.
Alabanza a Dios Padre,
la suma honra a Cristo
y al Espíritu Santo:
a los Tres un mismo honor. Amén.
Letanías del Santo Rosario
Para quienes rezamos un Misterio del Rosario todos los días, junto
con las letanías lauretanas, no hace falta que las repitamos.
A continuación vamos a rezar una variante distinta de las Letanías
del Rosario, inspiradas en la "Lumen Gentium "y en la "Marialis
Cultus".
Señor,
ten piedad. Señor, ten piedad.
Cristo,
ten piedad. Cristo, ten piedad.
Señor,
ten piedad. Señor, ten piedad.
Santa
María, ruega por nosotros.
Santa
Madre de Dios, ruega
por nosotros.
Santa
Virgen de las vírgenes, ruega
por nosotros.
Hija
predilecta del Padre, ruega
por nosotros.
Madre de
Cristo Rey, ruega
por nosotros.
Gloria
del Espíritu Santo, ruega
por nosotros.
Virgen
Hija de Sión, ruega
por nosotros.
Virgen
pobre y humilde, ruega
por nosotros.
Virgen
sencilla y obediente, ruega
por nosotros.
Esclava
del Señor, ruega
por nosotros.
Madre
del Señor, ruega
por nosotros.
Colaboradora
del Redentor, ruega
por nosotros.
Llena de
gracia, ruega
por nosotros.
Fuente
de hermosura, ruega
por nosotros.
Conjunto
de todas las virtudes, ruega
por nosotros.
Fruto
escogido de la redención, ruega
por nosotros.
Discípula
perfecta de Cristo, ruega
por nosotros.
Imagen
purísima de la Iglesia, ruega
por nosotros.
Mujer
nueva, ruega por nosotros.
Mujer
vestida de sol, ruega
por nosotros.
Mujer
coronada de estrellas, ruega
por nosotros.
Señora
llena de benignidad, ruega
por nosotros.
Señora
llena de clemencia, ruega
por nosotros.
Señora
nuestra, ruega
por nosotros.
Alegría
de Israel, ruega
por nosotros.
Esplendor
de la Iglesia, ruega
por nosotros.
Honor
del género humano, ruega
por nosotros.
Abogada
de la gracia, ruega
por nosotros.
Dispensadora
de la piedad, ruega
por nosotros.
Auxiliadora
del pueblo de Dios, ruega
por nosotros.
Reina de
la caridad, ruega
por nosotros.
Reina de
la misericordia, ruega
por nosotros.
Reina de
la paz, ruega
por nosotros.
Reina de
los ángeles, ruega
por nosotros.
Reina de
los patriarcas, ruega
por nosotros.
Reina de
los profetas, ruega
por nosotros.
Reina de
los apóstoles, ruega
por nosotros.
Reina de
los mártires, ruega
por nosotros.
Reina de
los confesores, ruega
por nosotros.
Reina de
las vírgenes, ruega
por nosotros.
Reina de
todos los Santos, ruega
por nosotros.
Reina
concebida sin pecado original, ruega
por nosotros.
Reina
asunta a los cielos, ruega
por nosotros.
Reina
del mundo, ruega
por nosotros.
Reina
del cielo, ruega
por nosotros.
Reina
del universo, ruega
por nosotros.
Cordero
de Dios, que quitas los pecados del mundo.
Perdónanos,
Señor.
Cordero
de Dios, que quitas los pecados del mundo. Escúchanos, Señor.
Cordero
de Dios, que quitas los pecados del mundo.
Ten
misericordia de nosotros.
Sub tuum
Bajo tu
amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios;
no desoigas nuestras súplicas en nuestras necesidades;
antes bien, líbranos de todos los peligros,
Virgen gloriosa y bendita.
Ruega
por nosotros, Santa Madre de Dios.
R. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de
Nuestro Señor Jesucristo. Amén.
Oremos
Te rogamos, Señor, que nos concedas a nosotros tus
siervos, gozar de perpetua salud de alma y cuerpo y, por la gloriosa
intercesión de la bienaventurada Virgen María, seamos librados de la tristeza
presente y disfrutemos de la eterna alegría. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
Amén.
Mt 25, 14-30
El ejemplo de los talentos
14 «Es
como un hombre que, al irse de viaje, llamó a sus siervos y los dejó al cargo
de sus bienes:
15 a uno
le dejó cinco talentos, a otro dos, a otro uno, a cada cual según su capacidad;
luego se marchó.
16 El
que recibió cinco talentos fue enseguida a negociar con ellos y ganó otros
cinco.
17 El
que recibió dos hizo lo mismo y ganó otros dos.
18 En
cambio, el que recibió uno fue a hacer un hoyo en la tierra y escondió el
dinero de su señor.
19 Al
cabo de mucho tiempo viene el señor de aquellos siervos y se pone a ajustar las
cuentas con ellos.
20 Se
acercó el que había recibido cinco talentos y le presentó otros cinco,
diciendo: “Señor, cinco talentos me dejaste; mira, he ganado otros cinco”.
21 Su señor
le dijo: “Bien, siervo bueno y fiel; como has sido fiel en lo poco, te daré un
cargo importante; entra en el gozo de tu señor”.
22 Se
acercó luego el que había recibido dos talentos y dijo: “Señor, dos talentos me
dejaste; mira, he ganado otros dos”.
23 Su señor
le dijo: “¡Bien, siervo bueno y fiel!; como has sido fiel en lo poco, te daré
un cargo importante; entra en el gozo de tu señor”.
24 Se
acercó también el que había recibido un talento y dijo: “Señor, sabía que eres
exigente, que siegas donde no siembras y recoges donde no esparces,
25 tuve
miedo y fui a esconder tu talento bajo tierra. Aquí tienes lo tuyo”.
26 El señor
le respondió: “Eres un siervo negligente y holgazán. ¿Con que sabías que siego
donde no siembro y recojo donde no esparzo?
27 Pues
debías haber puesto mi dinero en el banco, para que, al volver yo, pudiera
recoger lo mío con los intereses.
28
Quitadle el talento y dádselo al que tiene diez.
29
Porque al que tiene se le dará y le sobrará, pero al que no tiene, se le quitará
hasta lo que tiene.
30 Y a
ese siervo inútil echadlo fuera, a las tinieblas; allí será el llanto y el
rechinar de dientes”».
☧ Palabra del Señor… Gloria a Ti, Señor Jesús.
TVD
126-130 (pg.
102-105)
⚜ Ave María purísima, sin pecado concebida.
[126]
He dicho,
que esta devoción puede muy bien definirse, como una perfecta renovación de las
promesas del santo Bautismo.
De
hecho, antes del Bautismo, todo cristiano era esclavo del demonio, a quien
pertenecía. Por su propia boca o las de sus padrinos, renunció en el Bautismo a
Satanás, a sus pompas y a sus obras, y eligió a Jesucristo como a su Dueño y
Señor, para depender de Él en calidad de esclavo de amor.
Es
precisamente lo que hacemos por la presente devoción: renunciar - la fórmula de
Consagración lo dice expresamente - al demonio, al mundo, al pecado y a nosotros
mismos, y consagrarnos totalmente a Jesucristo por manos de María. Pero hacemos
algo más: en el Bautismo hablamos ordinariamente por boca de otros -los
padrinos - y nos consagramos a Jesucristo por procurador. Mientras que en esta
devoción nos consagramos por nosotros mismos, voluntariamente y con
conocimiento de causa.
En el
santo Bautismo, no nos consagramos explícitamente por manos de María, ni
entregamos a Jesucristo el valor de nuestras buenas acciones. Y después de él
quedamos completamente libres para aplicar dicho valor, a quien queramos o
conservarlo para nosotros. Por esta devoción, en cambio, nos consagramos
expresamente a Nuestro Señor por manos de María y le entregamos el valor de
todas nuestras buenas acciones.
[127]
"Los
hombres hacen voto en el Bautismo - dice Santo Tomás - de renunciar al diablo y a
sus pompas". Y "este voto - había dicho San Agustín - es el mayor y más
indispensable". Lo mismo afirman los canonistas: "El voto principal
es el que hacemos en el Bautismo". Sin embargo, ¿quién cumple este voto
tan importante? ¿Quién observa con fidelidad las promesas del santo Bautismo?
¿No traicionan casi todos los cristianos la fe prometida a Jesucristo en el
Bautismo? ¿De dónde proviene este desconcierto universal? ¿No es, acaso, del
olvido en que se vive de las promesas y compromisos del santo Bautismo y de que
casi nadie ratifica por sí mismo el "Contrato de Alianza" hecho con
Dios por sus padrinos?
[128]
Es tan
cierto esto, que el Concilio de Sens, convocado por orden de Ludovico Pío, para
poner remedio a los desórdenes de los cristianos, juzgó que la causa principal
de tanta corrupción de las costumbres, provenía del olvido e ignorancia, en que
vivían las gentes acerca de los compromisos del santo Bautismo. Y no encontró
remedio más eficaz, para combatir tamaño mal, que excitar a los cristianos a
renovar las promesas y votos bautismales.
[129]
El
"Catecismo del Concilio de Trento", fiel intérprete de las
intenciones de este santo Concilio, exhorta a los párrocos a hacer lo mismo y a
acostumbrar al pueblo fiel a recordar y creer que los cristianos han sido
consagrados a Jesucristo, Señor y Redentor nuestro. Éstas son sus palabras:
"El párroco exhortará al pueblo fiel para hacerle comprender que nosotros,
más que cualquier hombre, debemos ofrecernos y consagrarnos eternamente como
esclavos a Nuestro Señor y Redentor".
⚜ TOTUS
TUUS
Todo tuyo
Totus
tuus ego sum
et omnia
mea tua sunt.
Accípio
te in mea omnia.
Præbe
mihi cor tuum, María!
Soy todo
tuyo
y todo
lo mío es tuyo.
Te
recibo como mi todo.
¡Dame tu
corazón, María!
Bendito y alabado sea Jesucristo.
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