martes, 21 de marzo de 2017

Día 27. Vigésimo séptimo día de la consagración.

Día 27.Vigésimo séptimo día de la Consagración.
Etapa 4/4:
Seis días para conocer
a Jesucristo
3/6 días

“Emplearemos en esta etapa todas nuestras acciones y oraciones en conocer a Jesucristo. Para ello podremos repetir centenares de veces al día: ¡Señor, que yo te conozca! O bien;Señor, que yo vea quien eres!

Esquema inicial:
1. Oraciones iniciales:
-Letanías del Espíritu Santo (pgs. 235-237),
-Oh Santa María de Mares Estrella (Ave Maris Stella) (pg. 289)
-Letanías del Nombre de Jesús (novedad)

Hoy meditaremos:
2. Evangelio:
- El juicio final (Mt 25,31-46).
3. Tratado de la Verdadera Devoción:
- TVD 64-67.
4. Jaculatoria: “Estuve en la cárcel y me fuisteis a ver" (Mt 25,36).
Santo Evangelio según San Juan
El juicio final. 25,31-46]
31 «Cuando venga el Hijo del Hombre en su esplendor, y todos los ángeles con él, entonces se sentará en su trono esplendoroso,
32 y serán congregadas ante él todas las naciones. «Y los separará a unos de otros, como el pastor separa las ovejas de las cabras;
33 y pondrá las ovejas a su derecha y las cabras a su izquierda.
34 «Entonces dirá el rey a los de su derecha: “¡Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la creación del mundo!
35 Es que tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y
me disteis de beber, era extranjero y me acogisteis,
36 estaba desnudo y me vestisteis, me puse enfermo y me visitasteis, estaba en prisión y fuisteis a verme”.
37 Entonces los justos le responderán así: “Señor, ¿cuándo te vimos hambriento y te alimentamos, o sediento y te dimos de beber?
38 ¿Y cuándo te vimos extranjero y te acogimos, o desnudo y te vestimos?
39 ¿Y cuándo te vimos enfermo o en prisión, y fuimos a verte?”.  
40 Y el rey les responderá así: “Os digo de verdad: todo lo que hicisteis en favor de uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí me lo hicisteis”.
41 «Entonces dirá también a los de la izquierda: “¡Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles!
42 Es que tuve hambre y no me disteis de comer, tuve sed y no me disteis de beber,
43 era extranjero y no me acogisteis, estaba desnudo y no me vestisteis, enfermo y en prisión y no me visitasteis”.
44 Entonces también ellos responderán así: “Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento, extranjero o desnudo, o enfermo o en prisión, y no te asistimos?”.
45 Entonces les responderá así: “Os digo de verdad: todo lo que no hicisteis a favor de uno de estos más pequeños, tampoco a mí me lo hicisteis”.
46 «E irán éstos al castigo eterno; los justos, en cambio, a la vida eterna».
Palabra del Señor… Gloria a Ti, Señor Jesús

TVD 64 al 67
Ave María purísima, sin pecado concebida.

[64]
¿No será, pues, extraño y lamentable, amable Maestro mío, el ver la ignorancia y oscuridad de todos los hombres respecto a tu Santísima Madre? No hablo tanto de los idólatras y paganos: no conociéndote a Ti, tampoco a Ella la conocen. Tampoco hablo de los herejes y cismáticos:  separados  de Ti y de tu Iglesia, no se preocupan de ser devotos de tu Madre.

Hablo, sí, de los católicos, y aún de los doctores entre los católicos; ellos hacen profesión  de enseñar a otros la verdad, pero no Te conocen ni a Ti ni a tu Madre Santísima sino de manera especulativa, árida, estéril e indiferente.

Estos caballeros hablan sólo rara vez de tu Santísima Madre y del culto que se le debe. Tienen miedo, según dicen, a que se deslice algún abuso y se Te haga injuria al honrarla a Ella demasiado. Si ven u oyen a algún devoto de María hablar con frecuencia de la devoción hacia esta Madre amantísima, con acento filial, eficaz y persuasivo, como de un medio sólido y sin ilusiones, de un camino corto y sin peligros, de una senda Inmaculada y sin imperfecciones, y de un secreto maravilloso para encontrarte y amarte debidamente, gritan en seguida contra él, esgrimiendo mil argumentos falsos para probarle que no hay que hablar tanto de la Virgen, que hay grandes abusos en esta devoción y es preciso dedicarse a destruirlos, que es mejor hablar de Ti, en vez de llevar a las gentes a la devoción a la Santísima Virgen, a quien ya aman lo suficiente.

Si alguna vez se les oye hablar de la devoción a tu Santísima Madre, no es, sin embargo, para fundamentarla o inculcarla, sino para destruir sus posibles abusos. Mientras carecen de piedad y devoción tierna para contigo, porque no la tienen para con María.

Consideran el Rosario, el Escapulario, la Corona (de cinco misterios), como devociones propias de mujercillas y personas ignorantes, que poco importan para la salvación. De suerte que, si cae en sus manos algún devoto de la Santísima Virgen que  reza el Rosario o practica alguna devoción en su honor, no tardan en cambiarle el espíritu y el corazón, y le aconsejan que, en lugar del Rosario, rece los Siete Salmos penitenciales, y, en vez de la devoción a la Santísima Virgen, le exhortan a la devoción a Jesucristo.

¡Jesús mío amabilísimo!, ¿tienen éstos tu espíritu? ¿Te es grata su conducta? ¿Te agrada quien, por temor a desagradarte, no se esfuerza por honrar a tu Madre? ¿Es la devoción a tu Santísima Madre obstáculo a la tuya? ¿Forma Ella bando aparte? ¿Es, por ventura, una extraña, que nada tiene que ver contigo? ¿Quién le agrada a Ella, Te desagrada a Ti? Consagrarse a Ella y amarla, ¿será separarse o alejarse de Ti?

[65]
¡Maestro amabilísimo!, sin embargo, si cuanto acabo de decir fuera verdad, la mayoría de los sabios -justo castigo de su soberbia- no se alejaría más que ahora de la devoción a tu Santísima Madre ni mostraría para con Ella mayor indiferencia de la que ostentan. ¡Guárdame, Señor, guárdame de sus sentimientos y de su conducta!

Dame participar en los sentimientos de gratitud, estima, respeto y amor que tienes para con tu Santísima Madre, a fin de que pueda amarte y glorificarte tanto más perfectamente, cuanto más Te imite y siga de cerca.

[66]
Y, como si no hubiera dicho nada en honor de tu Santísima Madre, concédeme la gracia de alabarla dignamente, a pesar de todos sus enemigos, que son los tuyos, y gritarles a voz en cuello con todos los santos: "No espere alcanzar misericordia de Dios quien ofenda a su Madre bendita".

[67]
Para alcanzar de tu misericordia una verdadera devoción hacia tu Santísima  Madre  y difundir esta devoción por toda la tierra, concédeme amarte ardientemente, y acepta para ello la súplica inflamada que Te dirijo con el Pseudo San Agustín y tus verdaderos amigos:

"Tú eres, ¡oh Cristo!,
mi Padre santo,
mi Dios misericordioso,
mi rey poderoso,
mi buen pastor,
mi único maestro,
mi mejor ayuda,
mi amado hermosísimo,
mi pan vivo,
mi sacerdote por la eternidad,
mi guía hacia la Patria,
mi luz verdadera,
mi dulzura santa,
mi camino recto,
mi Sabiduría preclara,
mi humilde simplicidad,
mi concordia pacífica,
mi protección total,
mi rica heredad,
mi salvación eterna...

¡Cristo Jesús, Señor amabilísimo!,
¿por qué habré deseado durante la vida algo fuera de Ti, mi Jesús y mi Dios? ¿Dónde me hallaba cuando no pensaba en Ti?
Anhelos todos de mi corazón, inflámense y desbórdense desde ahora hacia el Señor Jesús; corran, que mucho se han retrasado; apresúrense hacia la meta, busquen al que buscan.

¡Oh Jesús!, ¡anatema el que no Te ama!
¡Rebose de amargura quien no Te quiera!
¡Dulce Jesús!, ¡que todo buen corazón dispuesto a la alabanza, Te ame, se deleite en Ti, se admire ante Ti! ¡Dios de mi corazón!, ¡herencia mía, Cristo Jesús!, vive, Señor, en mí; enciéndase en mi pecho la viva llama de tu amor, acrézcase en incendio; arda siempre en el altar de mi corazón, queme en mis entrañas, incendie lo íntimo de mi alma, y que en el día de mi muerte comparezca yo del todo perfecto en tu presencia. Amén".

He querido transcribir esta maravillosa plegaria del Pseudo Agustín para que, repitiéndola todos los días, pidas el amor de Jesucristo, ese amor que estamos buscando por medio de la excelsa María.

TOTUS TUUS
Todo tuyo

Totus tuus ego sum
et omnia mea tua sunt.
Accípio te in mea omnia.
Præbe mihi Cor tuum, María!

Soy todo tuyo
y todo lo mío es tuyo.
Te recibo como mi todo.
¡Dame tu Corazón, María!

Bendito y alabado sea Jesucristo.

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