Día
27.Vigésimo séptimo día de la Consagración.
Etapa 4/4:
Seis días para conocer
a Jesucristo
3/6 días
“Emplearemos
en esta etapa todas nuestras acciones y oraciones en conocer a Jesucristo. Para
ello podremos repetir centenares de veces al día: ¡Señor, que yo te
conozca! O bien;Señor, que yo vea quien eres!
Esquema inicial:
1. Oraciones iniciales:
-Letanías
del Espíritu Santo (pgs. 235-237),
-Oh Santa María de Mares Estrella (Ave Maris Stella) (pg. 289)
-Letanías del Nombre de Jesús (novedad)
-Oh Santa María de Mares Estrella (Ave Maris Stella) (pg. 289)
-Letanías del Nombre de Jesús (novedad)
Hoy meditaremos:
2. Evangelio:
- El juicio final (Mt 25,31-46).
3. Tratado de la Verdadera Devoción:
- TVD 64-67.
4. Jaculatoria: “Estuve en la cárcel y me fuisteis a ver" (Mt 25,36).
✠ Santo Evangelio según San Juan
El juicio
final. 25,31-46]
31 «Cuando venga el Hijo del Hombre en su
esplendor, y todos los ángeles con él, entonces se sentará en su trono esplendoroso,
32 y serán congregadas ante él todas las
naciones. «Y los separará a unos de otros, como el pastor separa las ovejas de las cabras;
33 y pondrá las ovejas a su derecha y las
cabras a su izquierda.
34 «Entonces dirá el rey a los de su
derecha: “¡Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para
vosotros desde la creación del mundo!
35 Es que tuve hambre y me disteis de
comer, tuve sed y
me disteis de
beber, era extranjero y me acogisteis,
36 estaba desnudo y me vestisteis, me puse
enfermo y me visitasteis, estaba en prisión y fuisteis a verme”.
37 Entonces los justos le responderán así:
“Señor, ¿cuándo te vimos hambriento y te alimentamos, o sediento y te dimos de beber?
38 ¿Y cuándo te vimos extranjero y te
acogimos, o desnudo y te vestimos?
39 ¿Y cuándo te vimos enfermo o en
prisión, y fuimos a verte?”.
40 Y el rey les responderá así: “Os digo de verdad: todo lo que hicisteis en favor de uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí me lo hicisteis”.
40 Y el rey les responderá así: “Os digo de verdad: todo lo que hicisteis en favor de uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí me lo hicisteis”.
41 «Entonces dirá también a los de la
izquierda: “¡Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo
y sus ángeles!
42 Es que tuve hambre y no me disteis de
comer, tuve sed y no me disteis de beber,
43 era extranjero y no me acogisteis,
estaba desnudo y no me vestisteis, enfermo y en prisión y no me visitasteis”.
44 Entonces también ellos responderán así:
“Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento, extranjero o desnudo, o enfermo
o en prisión, y no te asistimos?”.
45 Entonces les responderá así: “Os digo
de verdad: todo lo que no hicisteis a favor de uno de estos más pequeños,
tampoco a mí me lo hicisteis”.
46 «E irán éstos al castigo eterno; los
justos, en cambio, a la vida eterna».
☧ Palabra del Señor… Gloria a Ti, Señor Jesús
TVD 64 al 67
⚜ Ave María purísima, sin pecado concebida.
[64]
¿No será, pues, extraño y lamentable, amable Maestro mío,
el ver la ignorancia y oscuridad de todos los hombres respecto a tu Santísima
Madre? No hablo tanto de los idólatras y paganos: no conociéndote a Ti, tampoco
a Ella la conocen. Tampoco hablo de los herejes y cismáticos:
separados de Ti y de tu Iglesia, no se preocupan de ser devotos de
tu Madre.
Hablo, sí, de los católicos, y aún de los doctores entre
los católicos; ellos hacen profesión de enseñar a otros la verdad, pero
no Te conocen ni a Ti ni a tu Madre Santísima sino de manera especulativa,
árida, estéril e indiferente.
Estos caballeros hablan sólo rara vez de tu Santísima
Madre y del culto que se le debe. Tienen miedo, según dicen, a que se deslice
algún abuso y se Te haga injuria al honrarla a Ella demasiado. Si ven u oyen a
algún devoto de María hablar con frecuencia de la devoción hacia esta Madre
amantísima, con acento filial, eficaz y persuasivo, como de un medio sólido y
sin ilusiones, de un camino corto y sin peligros, de una senda Inmaculada y sin
imperfecciones, y de un secreto maravilloso para encontrarte y amarte
debidamente, gritan en seguida contra él, esgrimiendo mil argumentos falsos
para probarle que no hay que hablar tanto de la Virgen, que hay grandes abusos
en esta devoción y es preciso dedicarse a destruirlos, que es mejor hablar de
Ti, en vez de llevar a las gentes a la devoción a la Santísima Virgen, a quien
ya aman lo suficiente.
Si alguna vez se les oye hablar de la devoción a tu
Santísima Madre, no es, sin embargo, para fundamentarla o inculcarla, sino para
destruir sus posibles abusos. Mientras
carecen de piedad y devoción tierna para contigo, porque no la tienen para con
María.
Consideran el Rosario, el Escapulario, la Corona (de cinco
misterios), como devociones propias de mujercillas y personas ignorantes, que
poco importan para la salvación. De suerte que, si cae en sus manos algún
devoto de la Santísima Virgen que reza el Rosario o practica
alguna devoción en su honor, no tardan en cambiarle el espíritu y el corazón, y
le aconsejan que, en lugar del Rosario, rece los Siete Salmos penitenciales, y,
en vez de la devoción a la Santísima Virgen, le exhortan a la devoción a
Jesucristo.
¡Jesús mío amabilísimo!, ¿tienen éstos tu espíritu? ¿Te es
grata su conducta? ¿Te agrada quien, por
temor a desagradarte, no se esfuerza por honrar a tu Madre? ¿Es la devoción a
tu Santísima Madre obstáculo a la tuya? ¿Forma Ella bando aparte? ¿Es, por
ventura, una extraña, que nada tiene que ver contigo? ¿Quién le agrada a Ella,
Te desagrada a Ti? Consagrarse a Ella y amarla, ¿será separarse o alejarse de
Ti?
[65]
¡Maestro amabilísimo!, sin embargo, si cuanto acabo de
decir fuera verdad, la mayoría de los sabios -justo castigo de su soberbia- no
se alejaría más que ahora de la devoción a tu Santísima Madre ni mostraría para
con Ella mayor indiferencia de la que ostentan. ¡Guárdame, Señor, guárdame de
sus sentimientos y de su conducta!
Dame participar en los sentimientos de gratitud, estima,
respeto y amor que tienes para con tu Santísima Madre, a fin de que
pueda amarte y glorificarte tanto más perfectamente, cuanto más Te imite y siga
de cerca.
[66]
Y, como si no hubiera dicho nada en honor de tu Santísima
Madre, concédeme la gracia de alabarla
dignamente, a pesar de todos sus enemigos, que son los tuyos, y gritarles a
voz en cuello con todos los santos: "No
espere alcanzar misericordia de Dios quien ofenda a su Madre bendita".
[67]
Para alcanzar de tu misericordia una verdadera
devoción hacia tu Santísima Madre y difundir esta
devoción por toda la tierra, concédeme amarte ardientemente, y acepta para ello
la súplica inflamada que Te dirijo con el Pseudo San Agustín y tus verdaderos
amigos:
"Tú eres, ¡oh Cristo!,
mi Padre santo,
mi Dios misericordioso,
mi rey poderoso,
mi buen pastor,
mi único maestro,
mi mejor ayuda,
mi amado hermosísimo,
mi pan vivo,
mi sacerdote por la eternidad,
mi guía hacia la Patria,
mi luz verdadera,
mi dulzura santa,
mi camino recto,
mi Sabiduría preclara,
mi humilde simplicidad,
mi concordia pacífica,
mi protección total,
mi rica heredad,
mi salvación eterna...
¡Cristo Jesús, Señor amabilísimo!,
¿por qué habré deseado durante la vida algo fuera
de Ti, mi Jesús y mi Dios? ¿Dónde me hallaba cuando no pensaba en Ti?
Anhelos todos de mi corazón, inflámense y
desbórdense desde ahora hacia el Señor Jesús; corran, que mucho se han
retrasado; apresúrense hacia la meta, busquen al que buscan.
¡Oh Jesús!, ¡anatema el que no Te ama!
¡Rebose de amargura quien no Te quiera!
¡Dulce Jesús!, ¡que todo buen corazón dispuesto a
la alabanza, Te ame, se deleite en Ti, se admire ante Ti! ¡Dios de mi corazón!,
¡herencia mía, Cristo Jesús!, vive, Señor, en mí; enciéndase en mi pecho la
viva llama de tu amor, acrézcase en incendio; arda siempre en el altar de mi
corazón, queme en mis entrañas, incendie lo íntimo de mi alma, y que en el día
de mi muerte comparezca yo del todo perfecto en tu presencia. Amén".
He querido transcribir esta maravillosa plegaria del
Pseudo Agustín para que, repitiéndola todos los días, pidas el amor de
Jesucristo, ese amor que estamos buscando por medio de la excelsa María.
⚜ TOTUS
TUUS
Todo tuyo
Totus
tuus ego sum
et omnia
mea tua sunt.
Accípio
te in mea omnia.
Præbe
mihi Cor tuum, María!
Soy todo
tuyo
y todo
lo mío es tuyo.
Te
recibo como mi todo.
¡Dame tu
Corazón, María!
✠ Bendito y alabado sea Jesucristo.
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