Segunda parte de la
Consagración de Jesús por María y en María.
Comienza la segunda
etapa de la consagración a Jesús por María y en María, a partir
del día 13 para quienes hacen la consagración por primera vez, comienza la
etapa del conocimiento de uno mismo.
Para quienes vamos a renovar la consagración cada año, comenzamos
en esta etapa, que San Luis María Grignon de Monfort, en el Tratado de la
Verdadera Devoción (TVD), llama primera semana. Ya que debemos renovarla una
vez al año. Lo recomendable es que termine en la festividad mariana, en la que
nos consagramos por primera vez. Pero en realidad, basta con que termine en una
festividad mariana.
A través de la oración, la meditación y de actos de piedad,
pediremos la gracia a Dios, especialmente la de poder vernos como Él nos ve. Es
decir, sin las máscaras que nos ponemos, sin los autoengaños, sin las falsas
opiniones que tenemos de nosotros mismos.
Para ellos rogaremos a Nuestro Señor y al Espíritu
Santo que nos ilumine, diciendo:
Señor que vea Lc 18, 41
¡Que yo te conozca! De San Agustín
Ven, Espíritu Santo
Respecto a
las oraciones:
En esta etapa se reza las Letanías al Espíritu Santo, continuamos
con el Ave Maris Stella y las letanías del Rosario. Son oraciones largas, por
lo que el que desea consagrarse, puede distribuirlas según su parecer, a lo
largo de la meditación o del día, con la condición que las rece cada día. El
objetivo es saber lo que rezamos, sin caer en el tedio o en las distracciones.
Las oraciones de las Letanías del Espíritu Santo, pertenencen a la
versión monfortiana de la consagración.
En esta etapa, continuamos el Ave Maris Stella, como hemos dicho
antes, pero cambiamos la versión con otra traducción. Todo ello para mantener
nuestra atención.
Por último, en esta etapa, San Luis Maria Grignon de Monfort, nos
invita a que pidamos la gracia y ayuda a la Virgen, rezando también las
letanías lauretanas. En el caso de que reces todos los días el Rosario con sus
letanías, no hace falta que las repitas.
He optado por una versión de las letanías del Rosario, inspiradas
en la Lumen Gentium y en Marialis Cultus.
El conocimiento de uno mismo es fundamental para nuestro proceso
de conversión y santificación.
En
1ª Juan 1, 8- 10:
8 Si decimos: «No tenemos pecado», nos engañamos a nosotros
mismos y la verdad no está en nosotros;
9 si
confesamos nuestros pecados, es fiel y justo como para perdonarnos los pecados
y purificarnos de toda iniquidad.
10 Si decimos: «No somos pecadores», lo hacemos [pasar por]
mentiroso, y su palabra no está en nosotros.
Debemos partir de la base que tenemos una inclinación al mal y una
dificultad al bien. A pesar que en nuestro Bautismo, se nos borró el pecado
original y nos hicimos hijos de Dios, bien podríamos decir que tenemos una
huella espiritual de ese pecado original, llamada concupiscencia. En su término
más amplio, es como hemos dicho antes, esa inclinación al mal y la dificultad
al bien. Por ello, debemos tener una vida virtuosa (hábitos buenos) que se
sostenga en la Gracia, para luchar contra nuestras pasiones desordenadas.
Proverbios
24, 16
Porque
el justo cae siete veces; y vuelve a levantarse.
Es importante resaltar que no caemos en el pesimismo antropológico
luterano, en que somos malos y no podemos cambiar, porque no tenemos libertad.
Sí, somos
libres y podemos ser buenos. Pero para ello, necesitamos colaborar con
la gracia de Dios. Los medios sensibles de la gracia ordinaria son los
sacramentos, en concreto la confesión sacramental y la comunión eucarística.
En
la Carta de Santiago, 2, 17-18
17 Así
también la fe: en el caso de que no tenga obras, está interiormente muerta.
18 Pero
dirá alguno: «Tú tienes fe y yo tengo
obras». Muéstrame tu fe prescindiendo de las obras, y yo, por las obras, te
mostraré mi fe.
Al
final de nuestra vida, se nos examinará por el amor.
Lc 12,39-48: Al que mucho se le dio, mucho se le exigirá
Es decir, por nuestras solas fuerzas no podemos hacer el bien o
permanecer en el bien. Necesitamos de Dios todos los días. Pensar que solos
podemos ser buenos, sería caer en la herejía voluntarista pelagiana o
semipelagiana.
Ya los griegos tuvieron una intuición genial, que estaba escrita
en el Oráculo de Delfos, la frase es: “Conócete a ti mismo”.
SOLOS, por nuestras propias fuerzas, sin Dios, es imposible que
hagamos el bien en su totalidad sin los auxilios de su gracia.
Por ello, en esta etapa podemos reflexionar cuales son los pecados
en los que habitualmente caemos y que siempre nos confesamos. Para encontrar la
virtud opuesta a esa vicio.
[TVD 228]
Durante la primera semana emplearán todas sus
oraciones y actos de piedad para pedir el conocimiento de sí mismos y la
contrición de sus pecados: y lo harán todo en espíritu de humildad.
Porque somos
-Más soberbios
que los pavos reales,
-más apegados
a la tierra que los sapos,
-más asquerosos
que los machos cabríos,
-más envidiosos
que las serpientes,
-más glotones
que los cerdos,
-más coléricos
que los tigres,
-más perezosos
que las tortugas,
-más débiles
que las cañas
-y más
inconstantes que las veletas.
ORACIONES
LETANIAS DEL ESPÍRITU SANTO
Versión monfortiana para la Consagración.
Señor, ten piedad. Señor, ten piedad.
Cristo, ten piedad. Cristo, ten piedad.
Señor, ten piedad. Señor, ten piedad.
Cristo, ten piedad. Cristo, ten piedad.
Señor, ten piedad. Señor, ten piedad.
Cristo, óyenos. Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos. Cristo, escúchanos.
Dios, Padre celestial, ten piedad de nosotros.
Dios, Hijo Redentor del mundo, ten piedad de nosotros.
Dios, Espíritu Santo, ten piedad de nosotros.
Santísima Trinidad, un solo Dios, ten
piedad de nosotros.
Espíritu que procedes del Padre y del Hijo, ten piedad.
Espíritu del Señor, que al comienzo de la creación, planeabas
sobre las aguas, ten piedad.
Espíritu por cuya inspiración han hablado los profetas, ten piedad.
Espíritu cuya unción nos enseña todas las cosas, ten piedad.
Espíritu que das testimonio de Cristo, ten piedad.
Espíritu de verdad que nos instruyes sobre todas
las cosas, ten piedad.
Espíritu que descendiste sobre María, ten piedad.
Espíritu del Señor que llenas todo el orbe, ten piedad.
Espíritu de Dios que habitas en nosotros, ten piedad.
Espíritu de Sabiduría y de entendimiento, ten piedad.
Espíritu que descendiste sobre María, ten piedad.
Espíritu del Señor que llenas todo el orbe, ten piedad.
Espíritu de Dios que habitas en nosotros, ten piedad.
Espíritu de Sabiduría y de entendimiento, ten piedad.
Espíritu de consejo y fortaleza, ten piedad.
Espíritu de ciencia y de piedad, ten piedad.
Espíritu de temor del Señor, ten piedad.
Espíritu de gracia y de misericordia, ten piedad.
Espíritu de fuerza, dilección y sobriedad, ten piedad.
Espíritu de ciencia y de piedad, ten piedad.
Espíritu de temor del Señor, ten piedad.
Espíritu de gracia y de misericordia, ten piedad.
Espíritu de fuerza, dilección y sobriedad, ten piedad.
Espíritu de fe, esperanza, amor y paz, ten piedad.
Espíritu de humildad y castidad, ten piedad.
Espíritu de benignidad y mansedumbre, ten piedad.
Espíritu de gracia multiforme, ten piedad.
Espíritu que escrutas hasta los secretos de Dios, ten piedad.
Espíritu de humildad y castidad, ten piedad.
Espíritu de benignidad y mansedumbre, ten piedad.
Espíritu de gracia multiforme, ten piedad.
Espíritu que escrutas hasta los secretos de Dios, ten piedad.
Espíritu que ruegas por nosotros con gemidos
inefables, ten piedad.
Espíritu que descendiste sobre Cristo en forma de paloma, ten piedad.
Espíritu en el cual renacemos, ten piedad.
Espíritu que difundes la caridad en nuestros corazones, ten piedad.
Espíritu de adopción de los hijos de Dios, ten piedad.
Espíritu que descendiste sobre Cristo en forma de paloma, ten piedad.
Espíritu en el cual renacemos, ten piedad.
Espíritu que difundes la caridad en nuestros corazones, ten piedad.
Espíritu de adopción de los hijos de Dios, ten piedad.
Espíritu que apareciste en lenguas de fuego sobre
los
apóstoles, ten piedad.
Espíritu con el cual fueron colmados los apóstoles, ten piedad.
Espíritu que distribuyes tus dones a cada uno como tú
quieres, ten piedad.
apóstoles, ten piedad.
Espíritu con el cual fueron colmados los apóstoles, ten piedad.
Espíritu que distribuyes tus dones a cada uno como tú
quieres, ten piedad.
Muéstrate propicio, perdónanos, Señor.
Muéstrate propicio, escúchanos, Señor.
Muéstrate propicio, escúchanos, Señor.
De todo mal, líbranos,
Señor.
De todo pecado, líbranos, Señor.
De las tentaciones e insidias del demonio, líbranos, Señor.
De toda presunción y desesperación, líbranos, Señor.
De la resistencia a la verdad conocida, líbranos, Señor.
De la obstinación y la impenitencia, líbranos, Señor.
De la impureza de mente y de cuerpo, líbranos, Señor.
Del espíritu de fornicación, líbranos, Señor.
De todo espíritu malo, líbranos, Señor.
De todo pecado, líbranos, Señor.
De las tentaciones e insidias del demonio, líbranos, Señor.
De toda presunción y desesperación, líbranos, Señor.
De la resistencia a la verdad conocida, líbranos, Señor.
De la obstinación y la impenitencia, líbranos, Señor.
De la impureza de mente y de cuerpo, líbranos, Señor.
Del espíritu de fornicación, líbranos, Señor.
De todo espíritu malo, líbranos, Señor.
Por tu eterna procesión del Padre y del Hijo, líbranos,
Señor.
Por la encarnación de Jesucristo, líbranos, Señor.
Por tu descenso sobre Cristo en el Jordán, líbranos, Señor.
Por tu advenimiento sobre los discípulos, líbranos, Señor.
En el día del juicio, líbranos, Señor.
Por la encarnación de Jesucristo, líbranos, Señor.
Por tu descenso sobre Cristo en el Jordán, líbranos, Señor.
Por tu advenimiento sobre los discípulos, líbranos, Señor.
En el día del juicio, líbranos, Señor.
Siendo pecadores, te rogamos, óyenos.
Para que así como vivimos por el Espíritu, obremos
también por el Espíritu, te rogamos, óyenos.
Para que, recordando que somos templo del Espíritu, no nos profanemos, te rogamos, óyenos.
Para que, viviendo según el Espíritu, dominemos los deseos de la carne, te rogamos, óyenos.
Para que no contristemos al Espíritu Santo de Dios, te rogamos, óyenos.
Para que, recordando que somos templo del Espíritu, no nos profanemos, te rogamos, óyenos.
Para que, viviendo según el Espíritu, dominemos los deseos de la carne, te rogamos, óyenos.
Para que no contristemos al Espíritu Santo de Dios, te rogamos, óyenos.
Para que seamos solícitos en guardar la unidad del
Espíritu en el vínculo de la paz, te rogamos, óyenos.
Para que no creamos a todos los espíritus, te rogamos, óyenos.
Para que discernamos si los espíritus son de Dios, te rogamos, óyenos.
Para que te dignes renovar en nosotros el espíritu de rectitud, te rogamos, óyenos.
Para que nos confirmes con tu Espíritu soberano, te rogamos, óyenos.
Para que no creamos a todos los espíritus, te rogamos, óyenos.
Para que discernamos si los espíritus son de Dios, te rogamos, óyenos.
Para que te dignes renovar en nosotros el espíritu de rectitud, te rogamos, óyenos.
Para que nos confirmes con tu Espíritu soberano, te rogamos, óyenos.
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo,
perdónanos, Señor.
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo,
escúchanos, Señor.
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo,
ten piedad de nosotros.
perdónanos, Señor.
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo,
escúchanos, Señor.
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo,
ten piedad de nosotros.
Oración
Asístanos Señor, con la fuerza del Espíritu Santo, a fin de que purifique nuestros corazones y nos preserve de todo mal.
Asístanos Señor, con la fuerza del Espíritu Santo, a fin de que purifique nuestros corazones y nos preserve de todo mal.
Por Jesucristo Nuestro Señor.
Amén.
A continuación, pedimos a la Santísima
Virgen, la gracia de conocernos:
Ave Maris Stella
Salve, del mar Estrella,
de Dios Madre venerable
y siempre Virgen,
feliz puerta del Cielo.
Recibiste aquel Ave
de boca de Gabriel:
afiánzanos en paz
cambiando el nombre de Eva.
Suelta las cadenas de los reos,
da luz a los ciegos,
líbranos de nuestros males,
alcánzanos todos los bienes.
Muestra que eres nuestra Madre
que reciba de Ti nuestras preces
el que por nosotros nació
y quiso ser Hijo tuyo.
Virgen singular,
entre todas humilde.
Haz que, limpios de culpa,
seamos humildes y castos.
Danos una vida pura,
prepáranos un camino seguro.
para que, viendo a Jesús,
siempre nos alegremos.
Alabanza a Dios Padre,
la suma honra a Cristo
y al Espíritu Santo:
a los Tres un mismo honor. Amén.
Letanías del Santo Rosario
Para quienes rezamos un Misterio del
Rosario todos los días, junto con las letanías lauretanas, no hace falta que
las repitamos.
A continuación vamos a rezar una variante
distinta de las Letanías del Rosario, inspiradas
en la "Lumen Gentium" y en la "Marialis Cultus".
Señor, ten piedad. Señor, ten
piedad.
Cristo, ten piedad. Cristo, ten
piedad.
Señor, ten piedad. Señor, ten
piedad.
Santa María, ruega por nosotros.
Santa Madre de Dios, ruega por
nosotros.
Santa Virgen de las vírgenes, ruega por
nosotros.
Hija predilecta del Padre, ruega por
nosotros.
Madre de Cristo Rey, ruega por
nosotros.
Gloria del Espíritu Santo, ruega por
nosotros.
Virgen Hija de Sión, ruega por
nosotros.
Virgen pobre y humilde, ruega por
nosotros.
Virgen sencilla y obediente, ruega por
nosotros.
Esclava del Señor, ruega por nosotros.
Madre del Señor, ruega por nosotros.
Colaboradora del Redentor, ruega por
nosotros.
Llena de gracia, ruega por nosotros.
Fuente de hermosura, ruega por
nosotros.
Conjunto de todas las virtudes, ruega por
nosotros.
Fruto escogido de la redención, ruega por
nosotros.
Discípula perfecta de Cristo, ruega por
nosotros.
Imagen purísima de la Iglesia, ruega por
nosotros.
Mujer nueva, ruega por nosotros.
Mujer vestida de sol, ruega por
nosotros.
Mujer coronada de estrellas, ruega por
nosotros.
Señora llena de benignidad, ruega por
nosotros.
Señora llena de clemencia, ruega por
nosotros.
Señora nuestra, ruega por nosotros.
Alegría de Israel, ruega por nosotros.
Esplendor de la Iglesia, ruega por
nosotros.
Honor del género humano, ruega por
nosotros.
Abogada de la gracia, ruega por
nosotros.
Dispensadora de la piedad, ruega por
nosotros.
Auxiliadora del pueblo de Dios, ruega por
nosotros.
Reina de la caridad, ruega por
nosotros.
Reina de la misericordia, ruega por
nosotros.
Reina de la paz, ruega por nosotros.
Reina de los ángeles, ruega por
nosotros.
Reina de los patriarcas, ruega por
nosotros.
Reina de los profetas, ruega por
nosotros.
Reina de los apóstoles, ruega por
nosotros.
Reina de los mártires, ruega por
nosotros.
Reina de los confesores, ruega por
nosotros.
Reina de las vírgenes, ruega por
nosotros.
Reina de todos los Santos, ruega por
nosotros.
Reina concebida sin pecado original, ruega por
nosotros.
Reina asunta a los cielos, ruega por
nosotros.
Reina del mundo, ruega por nosotros.
Reina del cielo, ruega por nosotros.
Reina del universo, ruega por nosotros.
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo.
Perdónanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo. Escúchanos,
Señor.
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo.
Ten misericordia de nosotros.
Sub tuum
Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios;
no desoigas nuestras
súplicas en nuestras necesidades;
antes bien, líbranos de
todos los peligros,
Virgen gloriosa y bendita.
Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios.
R. Para que seamos dignos
de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo. Amén.
Oremos
Te rogamos, Señor, que nos
concedas a nosotros tus siervos, gozar de perpetua salud de alma y cuerpo y,
por la gloriosa intercesión de la bienaventurada Virgen María, seamos librados
de la tristeza presente y disfrutemos de la eterna alegría. Por Cristo nuestro
Señor.
Amén.
Amén.
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