lunes, 6 de marzo de 2017

B.Segunda etapa de la Consagración. (Primera para quienes la van a renovar)

Segunda parte de la Consagración de Jesús por María y en María.

Comienza la segunda etapa de la consagración a Jesús por María y en María, a partir del día 13 para quienes hacen la consagración por primera vez, comienza la etapa del conocimiento de uno mismo.

Para quienes vamos a renovar la consagración cada año, comenzamos en esta etapa, que San Luis María Grignon de Monfort, en el Tratado de la Verdadera Devoción (TVD), llama primera semana. Ya que debemos renovarla una vez al año. Lo recomendable es que termine en la festividad mariana, en la que nos consagramos por primera vez. Pero en realidad, basta con que termine en una festividad mariana.

A través de la oración, la meditación y de actos de piedad, pediremos la gracia a Dios, especialmente la de poder vernos como Él nos ve. Es decir, sin las máscaras que nos ponemos, sin los autoengaños, sin las falsas opiniones que tenemos de nosotros mismos.

Para ellos rogaremos a Nuestro Señor y al Espíritu Santo que nos ilumine, diciendo:

Señor que vea Lc 18, 41

¡Que yo te conozca! De San Agustín

Ven, Espíritu Santo


Respecto a las oraciones:
En esta etapa se reza las Letanías al Espíritu Santo, continuamos con el Ave Maris Stella y las letanías del Rosario. Son oraciones largas, por lo que el que desea consagrarse, puede distribuirlas según su parecer, a lo largo de la meditación o del día, con la condición que las rece cada día. El objetivo es saber lo que rezamos, sin caer en el tedio o en las distracciones.

Las oraciones de las Letanías del Espíritu Santo, pertenencen a la versión monfortiana de la consagración.

En esta etapa, continuamos el Ave Maris Stella, como hemos dicho antes, pero cambiamos la versión con otra traducción. Todo ello para mantener nuestra atención.

Por último, en esta etapa, San Luis Maria Grignon de Monfort, nos invita a que pidamos la gracia y ayuda a la Virgen, rezando también las letanías lauretanas. En el caso de que reces todos los días el Rosario con sus letanías, no hace falta que las repitas.
He optado por una versión de las letanías del Rosario, inspiradas en la Lumen Gentium y en Marialis Cultus.

El conocimiento de uno mismo es fundamental para nuestro proceso de conversión y santificación.

En 1ª Juan 1, 8- 10:

8 Si decimos: «No tenemos pecado», nos engañamos a nosotros mismos y la verdad no está en nosotros;
9 si confesamos nuestros pecados, es fiel y justo como para perdonarnos los pecados y purificarnos de toda iniquidad.
10 Si decimos: «No somos pecadores», lo hacemos [pasar por] mentiroso, y su palabra no está en nosotros.

Debemos partir de la base que tenemos una inclinación al mal y una dificultad al bien. A pesar que en nuestro Bautismo, se nos borró el pecado original y nos hicimos hijos de Dios, bien podríamos decir que tenemos una huella espiritual de ese pecado original, llamada concupiscencia. En su término más amplio, es como hemos dicho antes, esa inclinación al mal y la dificultad al bien. Por ello, debemos tener una vida virtuosa (hábitos buenos) que se sostenga en la Gracia, para luchar contra nuestras pasiones desordenadas.

Proverbios 24, 16
Porque el justo cae siete veces; y vuelve a levantarse.

Es importante resaltar que no caemos en el pesimismo antropológico luterano, en que somos malos y no podemos cambiar, porque no tenemos libertad.
Sí, somos libres y podemos ser buenos. Pero para ello, necesitamos colaborar con la gracia de Dios. Los medios sensibles de la gracia ordinaria son los sacramentos, en concreto la confesión sacramental y la comunión eucarística.

En la Carta de Santiago, 2, 17-18

17 Así también la fe: en el caso de que no tenga obras, está interiormente muerta.
18 Pero dirá alguno: «Tú tienes fe y yo tengo obras». Muéstrame tu fe prescindiendo de las obras, y yo, por las obras, te mostraré mi fe.

Al final de nuestra vida, se nos examinará por el amor.
Lc 12,39-48: Al que mucho se le dio, mucho se le exigirá

Es decir, por nuestras solas fuerzas no podemos hacer el bien o permanecer en el bien. Necesitamos de Dios todos los días. Pensar que solos podemos ser buenos, sería caer en la herejía voluntarista pelagiana o semipelagiana.

Ya los griegos tuvieron una intuición genial, que estaba escrita en el Oráculo de Delfos, la frase es: “Conócete a ti mismo”.

SOLOS, por nuestras propias fuerzas, sin Dios, es imposible que hagamos el bien en su totalidad sin los auxilios de su gracia.

Por ello, en esta etapa podemos reflexionar cuales son los pecados en los que habitualmente caemos y que siempre nos confesamos. Para encontrar la virtud opuesta a esa vicio.



[TVD 228]
Durante la primera semana emplearán todas sus oraciones y actos de piedad para pedir el conocimiento de sí mismos y la contrición de sus pecados: y lo harán todo en espíritu de humildad.

Porque somos
-Más soberbios que los pavos reales,
-más apegados a la tierra que los sapos,
-más asquerosos que los machos cabríos,
-más envidiosos que las serpientes,
-más glotones que los cerdos,
-más coléricos que los tigres,
-más perezosos que las tortugas,
-más débiles que las cañas
-y más inconstantes que las veletas.


ORACIONES
 
LETANIAS DEL ESPÍRITU SANTO
Versión monfortiana para la Consagración.

Señor, ten piedad. Señor, ten piedad.  
Cristo, ten piedad. Cristo, ten piedad.
Señor, ten piedad. Señor, ten piedad.
 
Cristo, óyenos. Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos. Cristo, escúchanos.

Dios, Padre celestial, ten piedad de nosotros.
Dios, Hijo Redentor del mundo, ten piedad de nosotros.
Dios, Espíritu Santo, ten piedad de nosotros.
Santísima Trinidad, un solo Dios, ten piedad de nosotros.

Espíritu que procedes del Padre y del Hijo, ten piedad.
Espíritu del Señor, que al comienzo de la creación, planeabas
sobre las aguas
, ten piedad.
Espíritu por cuya inspiración han hablado los profetas, ten piedad.  
Espíritu cuya unción nos enseña todas las cosas, ten piedad.  
Espíritu que das testimonio de Cristo, ten piedad.  

Espíritu de verdad que nos instruyes sobre todas las cosas, ten piedad.
Espíritu que descendiste sobre María, ten piedad.
Espíritu del Señor que llenas todo el orbe, ten piedad.  
Espíritu de Dios que habitas en nosotros, ten piedad.  
Espíritu de Sabiduría y de entendimiento,
ten piedad.

Espíritu de consejo y fortaleza, ten piedad.
Espíritu de ciencia y de piedad,
ten piedad.
Espíritu de temor del Señor,
ten piedad.
Espíritu de gracia y de misericordia,
ten piedad.
Espíritu de fuerza, dilección y sobriedad,
ten piedad.

Espíritu de fe, esperanza, amor y paz, ten piedad.
Espíritu de humildad y castidad,
ten piedad.
Espíritu de benignidad y mansedumbre,
ten piedad.
Espíritu de gracia multiforme,
ten piedad.
Espíritu que escrutas hasta los secretos de Dios,
ten piedad.

Espíritu que ruegas por nosotros con gemidos inefables, ten piedad. 
Espíritu que descendiste sobre Cristo en forma de paloma,
ten piedad.
Espíritu en el cual renacemos,
ten piedad.
Espíritu que difundes la caridad en nuestros corazones,
ten piedad.
Espíritu de adopción de los hijos de Dios,
ten piedad.

Espíritu que apareciste en lenguas de fuego sobre los
apóstoles,
ten piedad.
Espíritu con el cual fueron colmados los apóstoles,
ten piedad.
Espíritu que distribuyes tus dones a cada uno como tú
quieres,
ten piedad.

Muéstrate propicio, perdónanos, Señor.
Muéstrate propicio,
escúchanos, Señor.

De todo mal, líbranos, Señor.  
De todo pecado,
líbranos, Señor.  
De las tentaciones e insidias del demonio,
líbranos, Señor.  
De toda presunción y desesperación,
líbranos, Señor.  
De la resistencia a la verdad conocida,
líbranos, Señor.  
De la obstinación y la impenitencia,
líbranos, Señor.  
De la impureza de mente y de cuerpo,
líbranos, Señor.  
Del espíritu de fornicación,
líbranos, Señor.  
De todo espíritu malo,
líbranos, Señor.  

Por tu eterna procesión del Padre y del Hijo, líbranos, Señor.  
Por la encarnación de Jesucristo,
líbranos, Señor.  
Por tu descenso sobre Cristo en el Jordán,
líbranos, Señor.  
Por tu advenimiento sobre los discípulos,
líbranos, Señor.
En el día del juicio,
líbranos, Señor.  

Siendo pecadores, te rogamos, óyenos.

Para que así como vivimos por el Espíritu, obremos también por el Espíritu, te rogamos, óyenos.
Para que, recordando que somos templo del Espíritu, no nos profanemos, te rogamos, óyenos.
Para que, viviendo según el Espíritu, dominemos los deseos de la carne, te rogamos, óyenos.
Para que no contristemos al Espíritu Santo de Dios, te rogamos, óyenos.

Para que seamos solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz, te rogamos, óyenos.
Para que no creamos a todos los espíritus, te rogamos, óyenos.  
Para que discernamos si los espíritus son de Dios,
te rogamos, óyenos.  
Para que te dignes renovar en nosotros el espíritu de rectitud,
te rogamos, óyenos.
Para que nos confirmes con tu Espíritu soberano,
te rogamos, óyenos.

Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo,
perdónanos, Señor.
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo,
escúchanos, Señor.
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo,
ten piedad de nosotros.

Oración
Asístanos Señor, con la fuerza del Espíritu Santo, a fin de que purifique nuestros corazones y nos preserve de todo mal.
Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

A continuación, pedimos a la Santísima Virgen, la gracia de conocernos:

Ave Maris Stella
Salve, del mar Estrella,
de Dios Madre venerable
y siempre Virgen,
feliz puerta del Cielo.

Recibiste aquel Ave
de boca de Gabriel:
afiánzanos en paz
cambiando el nombre de Eva.

Suelta las cadenas de los reos,
da luz a los ciegos,
líbranos de nuestros males,
alcánzanos todos los bienes.

Muestra que eres nuestra Madre
que reciba de Ti nuestras preces
el que por nosotros nació
y quiso ser Hijo tuyo.

Virgen singular,
entre todas humilde.
Haz que, limpios de culpa,
seamos humildes y castos.

Danos una vida pura,
prepáranos un camino seguro.
para que, viendo a Jesús,
siempre nos alegremos.

Alabanza a Dios Padre,
la suma honra a Cristo
y al Espíritu Santo:
a los Tres un mismo honor. Amén.

Letanías del Santo Rosario
Para quienes rezamos un Misterio del Rosario todos los días, junto con las letanías lauretanas, no hace falta que las repitamos.
A continuación vamos a rezar una variante distinta de las Letanías del Rosario, inspiradas en la "Lumen Gentium" y en la "Marialis Cultus".

Señor, ten piedad. Señor, ten piedad.
Cristo, ten piedad. Cristo, ten piedad.
Señor, ten piedad. Señor, ten piedad.

Santa María, ruega por nosotros.
Santa Madre de Dios, ruega por nosotros.
Santa Virgen de las vírgenes, ruega por nosotros.

Hija predilecta del Padre, ruega por nosotros.
Madre de Cristo Rey, ruega por nosotros.
Gloria del Espíritu Santo, ruega por nosotros.

Virgen Hija de Sión, ruega por nosotros.
Virgen pobre y humilde, ruega por nosotros.
Virgen sencilla y obediente, ruega por nosotros.

Esclava del Señor, ruega por nosotros.
Madre del Señor, ruega por nosotros.
Colaboradora del Redentor, ruega por nosotros.

Llena de gracia, ruega por nosotros.
Fuente de hermosura, ruega por nosotros.
Conjunto de todas las virtudes, ruega por nosotros.

Fruto escogido de la redención, ruega por nosotros.
Discípula perfecta de Cristo, ruega por nosotros.
Imagen purísima de la Iglesia, ruega por nosotros.

Mujer nueva, ruega por nosotros.
Mujer vestida de sol, ruega por nosotros.
Mujer coronada de estrellas, ruega por nosotros.

Señora llena de benignidad, ruega por nosotros.
Señora llena de clemencia, ruega por nosotros.
Señora nuestra, ruega por nosotros.

Alegría de Israel, ruega por nosotros.
Esplendor de la Iglesia, ruega por nosotros.
Honor del género humano, ruega por nosotros.

Abogada de la gracia, ruega por nosotros.
Dispensadora de la piedad, ruega por nosotros.
Auxiliadora del pueblo de Dios, ruega por nosotros.

Reina de la caridad, ruega por nosotros.
Reina de la misericordia, ruega por nosotros.
Reina de la paz, ruega por nosotros.

Reina de los ángeles, ruega por nosotros.
Reina de los patriarcas, ruega por nosotros.
Reina de los profetas, ruega por nosotros.

Reina de los apóstoles, ruega por nosotros.
Reina de los mártires, ruega por nosotros.
Reina de los confesores, ruega por nosotros.

Reina de las vírgenes, ruega por nosotros.
Reina de todos los Santos, ruega por nosotros.

Reina concebida sin pecado original, ruega por nosotros.
Reina asunta a los cielos, ruega por nosotros.

Reina del mundo, ruega por nosotros.
Reina del cielo, ruega por nosotros.
Reina del universo, ruega por nosotros.

Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo.
Perdónanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo. Escúchanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo.
Ten misericordia de nosotros.

Sub tuum
Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios;
no desoigas nuestras súplicas en nuestras necesidades;
antes bien, líbranos de todos los peligros,
Virgen gloriosa y bendita.

Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios.
R. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo. Amén.

Oremos
Te rogamos, Señor, que nos concedas a nosotros tus siervos, gozar de perpetua salud de alma y cuerpo y, por la gloriosa intercesión de la bienaventurada Virgen María, seamos librados de la tristeza presente y disfrutemos de la eterna alegría. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.

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