Día 16. Decimosexto día de la Consagración.
SEGUNDA ETAPA: seis días
para conocerme a mi mismo. 4/6
días.
Durante estos seis días se emplearán todas sus oraciones y
actos de piedad, para pedir el conocimiento
de sí mismos y la contrición de sus pecados y lo harán todo en espíritu de
humildad (TVD228).
Porque somos:
Más soberbios que pavos reales
Más apegados a la tierra que los sapos
Más asquerosos que los machos cabríos
Más envidiosos que las serpientes
Más glotones que los cerdos
Más coléricos que los tigres
Más perezosos que las tortugas
Más débiles que las cañas
Más inconstantes que las veletas
Esquema inicial.
1. Oraciones iniciales:
-Letanías
del Espíritu Santo (pg 235-237),
-Oh Santa María de Mares Estrella (289) y
-Letanías lauretanas (231-233)
-Oh Santa María de Mares Estrella (289) y
-Letanías lauretanas (231-233)
*Si se
reza el Rosario con las letanías, no hace falta repetirlas.
2. Lectura orante correspondiente al día (pg. 262)
-El hijo pródigo (Lc 15, 11-32)
-TVD 123-125 (pgs. 100-102)
3. Jaculatoria “Habrá más alegría en el Cielo por un pecador que se convierte, que por noventa y nueve justos que no tienen necesidad de convertirse” (Lc 15,7)
LETANIAS DEL ESPÍRITU SANTO
Versión monfortiana para la Consagración.
Señor,
ten piedad. Señor, ten piedad.
Cristo, ten piedad. Cristo, ten piedad.
Señor, ten piedad. Señor, ten piedad.
Cristo, ten piedad. Cristo, ten piedad.
Señor, ten piedad. Señor, ten piedad.
Cristo, óyenos. Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos. Cristo, escúchanos.
Dios, Padre celestial, ten piedad de nosotros.
Dios, Hijo Redentor del mundo, ten piedad de nosotros.
Dios, Espíritu Santo, ten piedad de nosotros.
Santísima
Trinidad, un solo Dios, ten
piedad de nosotros.
Espíritu que procedes del Padre y del Hijo, ten piedad.
Espíritu del Señor, que al comienzo de la creación, planeabas
sobre las aguas, ten piedad.
Espíritu por cuya inspiración han hablado los profetas, ten piedad.
Espíritu cuya unción nos enseña todas las cosas, ten piedad.
Espíritu que das testimonio de Cristo, ten piedad.
Espíritu
de verdad que nos instruyes sobre todas las cosas, ten piedad.
Espíritu que descendiste sobre María, ten piedad.
Espíritu del Señor que llenas todo el orbe, ten piedad.
Espíritu de Dios que habitas en nosotros, ten piedad.
Espíritu de Sabiduría y de entendimiento, ten piedad.
Espíritu que descendiste sobre María, ten piedad.
Espíritu del Señor que llenas todo el orbe, ten piedad.
Espíritu de Dios que habitas en nosotros, ten piedad.
Espíritu de Sabiduría y de entendimiento, ten piedad.
Espíritu
de consejo y fortaleza, ten piedad.
Espíritu de ciencia y de piedad, ten piedad.
Espíritu de temor del Señor, ten piedad.
Espíritu de gracia y de misericordia, ten piedad.
Espíritu de fuerza, dilección y sobriedad, ten piedad.
Espíritu de ciencia y de piedad, ten piedad.
Espíritu de temor del Señor, ten piedad.
Espíritu de gracia y de misericordia, ten piedad.
Espíritu de fuerza, dilección y sobriedad, ten piedad.
Espíritu
de fe, esperanza, amor y paz, ten
piedad.
Espíritu de humildad y castidad, ten piedad.
Espíritu de benignidad y mansedumbre, ten piedad.
Espíritu de gracia multiforme, ten piedad.
Espíritu que escrutas hasta los secretos de Dios, ten piedad.
Espíritu de humildad y castidad, ten piedad.
Espíritu de benignidad y mansedumbre, ten piedad.
Espíritu de gracia multiforme, ten piedad.
Espíritu que escrutas hasta los secretos de Dios, ten piedad.
Espíritu
que ruegas por nosotros con gemidos inefables, ten piedad.
Espíritu que descendiste sobre Cristo en forma de paloma, ten piedad.
Espíritu en el cual renacemos, ten piedad.
Espíritu que difundes la caridad en nuestros corazones, ten piedad.
Espíritu de adopción de los hijos de Dios, ten piedad.
Espíritu que descendiste sobre Cristo en forma de paloma, ten piedad.
Espíritu en el cual renacemos, ten piedad.
Espíritu que difundes la caridad en nuestros corazones, ten piedad.
Espíritu de adopción de los hijos de Dios, ten piedad.
Espíritu
que apareciste en lenguas de fuego sobre los
apóstoles, ten piedad.
Espíritu con el cual fueron colmados los apóstoles, ten piedad.
Espíritu que distribuyes tus dones a cada uno como tú
quieres, ten piedad.
apóstoles, ten piedad.
Espíritu con el cual fueron colmados los apóstoles, ten piedad.
Espíritu que distribuyes tus dones a cada uno como tú
quieres, ten piedad.
Muéstrate
propicio, perdónanos, Señor.
Muéstrate propicio, escúchanos, Señor.
Muéstrate propicio, escúchanos, Señor.
De todo
mal, líbranos, Señor.
De todo pecado, líbranos, Señor.
De las tentaciones e insidias del demonio, líbranos, Señor.
De toda presunción y desesperación, líbranos, Señor.
De la resistencia a la verdad conocida, líbranos, Señor.
De la obstinación y la impenitencia, líbranos, Señor.
De la impureza de mente y de cuerpo, líbranos, Señor.
Del espíritu de fornicación, líbranos, Señor.
De todo espíritu malo, líbranos, Señor.
De todo pecado, líbranos, Señor.
De las tentaciones e insidias del demonio, líbranos, Señor.
De toda presunción y desesperación, líbranos, Señor.
De la resistencia a la verdad conocida, líbranos, Señor.
De la obstinación y la impenitencia, líbranos, Señor.
De la impureza de mente y de cuerpo, líbranos, Señor.
Del espíritu de fornicación, líbranos, Señor.
De todo espíritu malo, líbranos, Señor.
Por tu
eterna procesión del Padre y del Hijo, líbranos, Señor.
Por la encarnación de Jesucristo, líbranos, Señor.
Por tu descenso sobre Cristo en el Jordán, líbranos, Señor.
Por tu advenimiento sobre los discípulos, líbranos, Señor.
En el día del juicio, líbranos, Señor.
Por la encarnación de Jesucristo, líbranos, Señor.
Por tu descenso sobre Cristo en el Jordán, líbranos, Señor.
Por tu advenimiento sobre los discípulos, líbranos, Señor.
En el día del juicio, líbranos, Señor.
Siendo pecadores,
te rogamos, óyenos.
Para que
así como vivimos por el Espíritu, obremos también por el Espíritu, te rogamos, óyenos.
Para que, recordando que somos templo del Espíritu, no nos profanemos, te rogamos, óyenos.
Para que, viviendo según el Espíritu, dominemos los deseos de la carne, te rogamos, óyenos.
Para que no contristemos al Espíritu Santo de Dios, te rogamos, óyenos.
Para que, recordando que somos templo del Espíritu, no nos profanemos, te rogamos, óyenos.
Para que, viviendo según el Espíritu, dominemos los deseos de la carne, te rogamos, óyenos.
Para que no contristemos al Espíritu Santo de Dios, te rogamos, óyenos.
Para que
seamos solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz, te rogamos, óyenos.
Para que no creamos a todos los espíritus, te rogamos, óyenos.
Para que discernamos si los espíritus son de Dios, te rogamos, óyenos.
Para que te dignes renovar en nosotros el espíritu de rectitud, te rogamos, óyenos.
Para que nos confirmes con tu Espíritu soberano, te rogamos, óyenos.
Para que no creamos a todos los espíritus, te rogamos, óyenos.
Para que discernamos si los espíritus son de Dios, te rogamos, óyenos.
Para que te dignes renovar en nosotros el espíritu de rectitud, te rogamos, óyenos.
Para que nos confirmes con tu Espíritu soberano, te rogamos, óyenos.
Cordero
de Dios que quitas el pecado del mundo,
perdónanos, Señor.
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo,
escúchanos, Señor.
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo,
ten piedad de nosotros.
perdónanos, Señor.
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo,
escúchanos, Señor.
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo,
ten piedad de nosotros.
Oración
Asístanos Señor, con la fuerza del Espíritu Santo, a fin de que purifique nuestros corazones y nos preserve de todo mal.
Asístanos Señor, con la fuerza del Espíritu Santo, a fin de que purifique nuestros corazones y nos preserve de todo mal.
Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.
A continuación, pedimos a la Santísima Virgen, la gracia de
conocernos:
Ave Maris Stella
Salve, del mar Estrella,
de Dios Madre venerable
y siempre Virgen,
feliz puerta del Cielo.
Recibiste aquel Ave
de boca de Gabriel:
afiánzanos en paz
cambiando el nombre de Eva.
Suelta las cadenas de los reos,
da luz a los ciegos,
líbranos de nuestros males,
alcánzanos todos los bienes.
Muestra que eres nuestra Madre
que reciba de Ti nuestras preces
el que por nosotros nació
y quiso ser Hijo tuyo.
Virgen singular,
entre todas humilde.
Haz que, limpios de culpa,
seamos humildes y castos.
Danos una vida pura,
prepáranos un camino seguro.
para que, viendo a Jesús,
siempre nos alegremos.
Alabanza a Dios Padre,
la suma honra a Cristo
y al Espíritu Santo:
a los Tres un mismo honor. Amén.
Letanías del Santo Rosario
Para quienes rezamos un Misterio del Rosario todos los días, junto
con las letanías lauretanas, no hace falta que las repitamos.
A continuación vamos a rezar una variante distinta de las Letanías
del Rosario, inspiradas en la "Lumen Gentium "y en la "Marialis
Cultus".
Señor,
ten piedad. Señor, ten piedad.
Cristo,
ten piedad. Cristo, ten piedad.
Señor,
ten piedad. Señor, ten piedad.
Santa
María, ruega por nosotros.
Santa
Madre de Dios, ruega
por nosotros.
Santa
Virgen de las vírgenes, ruega
por nosotros.
Hija
predilecta del Padre, ruega
por nosotros.
Madre de
Cristo Rey, ruega
por nosotros.
Gloria
del Espíritu Santo, ruega
por nosotros.
Virgen
Hija de Sión, ruega
por nosotros.
Virgen
pobre y humilde, ruega
por nosotros.
Virgen
sencilla y obediente, ruega
por nosotros.
Esclava
del Señor, ruega
por nosotros.
Madre
del Señor, ruega
por nosotros.
Colaboradora
del Redentor, ruega
por nosotros.
Llena de
gracia, ruega
por nosotros.
Fuente
de hermosura, ruega
por nosotros.
Conjunto
de todas las virtudes, ruega
por nosotros.
Fruto
escogido de la redención, ruega
por nosotros.
Discípula
perfecta de Cristo, ruega
por nosotros.
Imagen
purísima de la Iglesia, ruega
por nosotros.
Mujer
nueva, ruega por nosotros.
Mujer
vestida de sol, ruega
por nosotros.
Mujer
coronada de estrellas, ruega
por nosotros.
Señora
llena de benignidad, ruega
por nosotros.
Señora
llena de clemencia, ruega
por nosotros.
Señora
nuestra, ruega
por nosotros.
Alegría
de Israel, ruega
por nosotros.
Esplendor
de la Iglesia, ruega
por nosotros.
Honor
del género humano, ruega
por nosotros.
Abogada
de la gracia, ruega
por nosotros.
Dispensadora
de la piedad, ruega
por nosotros.
Auxiliadora
del pueblo de Dios, ruega
por nosotros.
Reina de
la caridad, ruega
por nosotros.
Reina de
la misericordia, ruega
por nosotros.
Reina de
la paz, ruega
por nosotros.
Reina de
los ángeles, ruega
por nosotros.
Reina de
los patriarcas, ruega
por nosotros.
Reina de
los profetas, ruega
por nosotros.
Reina de
los apóstoles, ruega
por nosotros.
Reina de
los mártires, ruega
por nosotros.
Reina de
los confesores, ruega
por nosotros.
Reina de
las vírgenes, ruega
por nosotros.
Reina de
todos los Santos, ruega
por nosotros.
Reina
concebida sin pecado original, ruega
por nosotros.
Reina
asunta a los cielos, ruega
por nosotros.
Reina
del mundo, ruega
por nosotros.
Reina
del cielo, ruega
por nosotros.
Reina
del universo, ruega
por nosotros.
Cordero
de Dios, que quitas los pecados del mundo.
Perdónanos,
Señor.
Cordero
de Dios, que quitas los pecados del mundo. Escúchanos, Señor.
Cordero
de Dios, que quitas los pecados del mundo.
Ten
misericordia de nosotros.
Sub tuum
Bajo tu
amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios;
no desoigas nuestras súplicas en nuestras necesidades;
antes bien, líbranos de todos los peligros,
Virgen gloriosa y bendita.
Ruega
por nosotros, Santa Madre de Dios.
R. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro
Señor Jesucristo. Amén.
Oremos
Te rogamos, Señor, que nos concedas a nosotros tus
siervos, gozar de perpetua salud de alma y cuerpo y, por la gloriosa
intercesión de la bienaventurada Virgen María, seamos librados de la tristeza
presente y disfrutemos de la eterna alegría. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
Amén.
Lc 15, 11-32
☧ Palabra del Señor… Gloria a Ti, Señor Jesús.
⚜ TOTUS TUUS
Todo tuyo
El hijo pródigo
11 También les dijo: «Un hombre
tenía dos hijos;
12 el menor de ellos dijo a su
padre: “Padre, dame la parte que me toca de la fortuna”. El padre les repartió
los bienes.
13 No muchos días después, el hijo
menor, juntando todo lo suyo, se marchó a un país lejano, y allí derrochó su
fortuna viviendo perdidamente.
14 Cuando lo había gastado todo,
vino por aquella tierra un hambre terrible, y empezó él a pasar necesidad.
15 Fue entonces y se contrató con
uno de los ciudadanos de aquel país que lo mandó a sus campos a apacentar
cerdos.
16 Deseaba saciarse de las
algarrobas que comían los cerdos, pero nadie le daba nada.
17 Recapacitando entonces, se
dijo: “Cuántos jornaleros de mi padre tienen abundancia de pan, mientras yo aquí
me muero de hambre.
18 Me levantaré, me pondré en
camino adonde está mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y
contra ti;
19 ya no merezco llamarme hijo
tuyo: trátame como a uno de tus jornaleros”.
20 Se levantó y vino adonde estaba
su padre; cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio y se le conmovieron las
entrañas; y, echando a correr, se le echó al cuello y lo cubrió de besos.
21 Su hijo le dijo: “Padre, he
pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo”.
22 Pero el padre dijo a sus
criados: “Sacad enseguida la mejor túnica y vestídsela; ponedle un anillo en la
mano y sandalias en los pies;
23 traed el ternero cebado y
sacrificadlo; comamos y celebremos un banquete,
24 porque este hijo mío estaba
muerto y ha revivido; estaba perdido y lo hemos encontrado”. Y empezaron a
celebrar el banquete.
25 Su hijo mayor estaba en el
campo. Cuando al volver se acercaba a la casa, oyó la música y la danza,
26 y llamando a uno de los criados,
le preguntó qué era aquello.
27 Este le contestó: “Ha vuelto tu
hermano; y tu padre ha sacrificado el ternero cebado, porque lo ha recobrado
con salud”.
28 Él se indignó y no quería
entrar, pero su padre salió e intentaba persuadirlo.
29 Entonces él respondió a su
padre: “Mira: en tantos años como te sirvo, sin desobedecer nunca una orden
tuya, a mí nunca me has dado un cabrito para tener un banquete con mis amigos;
30 en cambio, cuando ha venido ese
hijo tuyo que se ha comido tus bienes con malas mujeres, le matas el ternero
cebado”.
31 Él le dijo: “Hijo, tú estás
siempre conmigo, y todo lo mío es tuyo;
32 pero era preciso celebrar un
banquete y alegrarse, porque este hermano tuyo estaba muerto y ha revivido;
estaba perdido y lo hemos encontrado”».
☧ Palabra del Señor… Gloria a Ti, Señor Jesús.
TVD 123-125 pgs.
100-102
⚜ Ave María purísima, sin pecado concebida.
[123] De donde se deduce que:
1º por
esta devoción entregas a Jesucristo, de la manera más perfecta, puesto que lo
entregas por manos de María, todo cuanto le puedes dar y mucho más que por las
demás devociones, por las cuales le entregas solamente parte de tu tiempo, de
tus buenas obras, satisfacciones y mortificaciones.
Por esta
consagración le entregas y consagras todo, hasta el derecho de disponer de tus
bienes interiores y satisfacciones que cada día puedes ganar por tus buenas
obras, lo cual no se hace ni siquiera en las Órdenes o Institutos Religiosos.
En éstos se dan a Dios los bienes de fortuna por el Voto de Pobreza, los bienes
del cuerpo por el Voto de Castidad, la propia voluntad por el Voto de
obediencia, y algunas veces la libertad corporal, por el Voto de Clausura. Pero
no se entrega a Dios la libertad o el derecho de disponer de las buenas obras,
ni se despoja uno, cuanto es posible, de lo más precioso y caro que posee el
cristiano, a saber: los méritos y satisfacciones.
[124]
2º Una
persona que se consagra y entrega voluntariamente a Jesucristo por medio de María,
no puede ya disponer del valor de ninguna de sus buenas obras; todo lo bueno
que padece, piensa, dice y hace pertenece a María, quien puede disponer de ello
según la voluntad y mayor gloria de su Hijo.
Esta
entrega, sin embargo, no perjudica en nada a las obligaciones del estado
presente o futuro en que se encuentre la persona; por ejemplo, los compromisos
de un sacerdote, que, por su oficio u otro motivo cualquiera, debe aplicar el
valor satisfactorio e impetratorio de la Santa Misa a un particular. Porque no
se hace esta consagración, sino según el orden establecido por Dios y los
deberes del propio estado.
[125]
3º Esta
devoción nos consagra, al mismo tiempo, a la Santísima Virgen y a Jesucristo: a
la Santísima Virgen, como al medio perfecto escogido por Jesucristo para unirse
a nosotros, y a nosotros con Él; y a Nuestro Señor, como a nuestra meta final,
a quien debemos todo lo que somos, ya que es nuestro Dios y Redentor.
Todo tuyo
Totus
tuus ego sum
et
omnia mea tua sunt.
Accípio
te in mea omnia.
Præbe
mihi cor tuum, María!
Soy
todo tuyo
y
todo lo mío es tuyo.
Te
recibo como mi todo.
¡Dame
tu corazón, María!
Bendito y alabado sea Jesucristo.
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