domingo, 12 de marzo de 2017

Día 18. Decimoctavo día de la consagración



Día 18. Decimoctavo día de la Consagración.
SEGUNDA ETAPA: seis días para conocerme a mi mismo. 6/6 días.

Esquema inicial.
1. Oraciones iniciales:
-Letanías del Espíritu Santo (pg 235-237),
-Oh Santa María de Mares Estrella (289) y
-Letanías lauretanas (231-233)
*Si se reza el Rosario con las letanías, no hace falta repetirlas.

2. Lectura orante correspondiente al día (pg. 263)
El joven rico (Mc 10, 17-31)
TVD 131-134 pgs 105-107

3. Jaculatoria “El que quiere a su padre o a su madre más que a mi, no es digno de mi; el que quiere a su hijo o a su hija más que a mi, no es digno de mi, el que no coge su cruz y me sigue, no es digno de mi (Mt 10,38)"

LETANIAS DEL ESPÍRITU SANTO
Versión monfortiana para la Consagración.

Señor, ten piedad. Señor, ten piedad. 
Cristo, ten piedad. Cristo, ten piedad.
Señor, ten piedad. Señor, ten piedad.
 
Cristo, óyenos. Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos. Cristo, escúchanos.

Dios, Padre celestial, ten piedad de nosotros.
Dios, Hijo Redentor del mundo, ten piedad de nosotros.
Dios, Espíritu Santo, ten piedad de nosotros.
Santísima Trinidad, un solo Dios, ten piedad de nosotros.

Espíritu que procedes del Padre y del Hijo, ten piedad.
Espíritu del Señor, que al comienzo de la creación, planeabas
sobre las aguas
, ten piedad.
Espíritu por cuya inspiración han hablado los profetas, ten piedad. 
Espíritu cuya unción nos enseña todas las cosas, ten piedad. 
Espíritu que das testimonio de Cristo, ten piedad. 

Espíritu de verdad que nos instruyes sobre todas las cosas, ten piedad.
Espíritu que descendiste sobre María, ten piedad.
Espíritu del Señor que llenas todo el orbe, ten piedad. 
Espíritu de Dios que habitas en nosotros, ten piedad.  
Espíritu de Sabiduría y de entendimiento,
ten piedad.

Espíritu de consejo y fortaleza, ten piedad.
Espíritu de ciencia y de piedad,
ten piedad.
Espíritu de temor del Señor,
ten piedad.
Espíritu de gracia y de misericordia,
ten piedad.
Espíritu de fuerza, dilección y sobriedad,
ten piedad.

Espíritu de fe, esperanza, amor y paz, ten piedad.
Espíritu de humildad y castidad,
ten piedad.
Espíritu de benignidad y mansedumbre,
ten piedad.
Espíritu de gracia multiforme,
ten piedad.
Espíritu que escrutas hasta los secretos de Dios,
ten piedad.

Espíritu que ruegas por nosotros con gemidos inefables, ten piedad. 
Espíritu que descendiste sobre Cristo en forma de paloma,
ten piedad.
Espíritu en el cual renacemos,
ten piedad.
Espíritu que difundes la caridad en nuestros corazones,
ten piedad.
Espíritu de adopción de los hijos de Dios,
ten piedad.

Espíritu que apareciste en lenguas de fuego sobre los
apóstoles,
ten piedad.
Espíritu con el cual fueron colmados los apóstoles,
ten piedad.
Espíritu que distribuyes tus dones a cada uno como tú
quieres,
ten piedad.

Muéstrate propicio, perdónanos, Señor.
Muéstrate propicio,
escúchanos, Señor.

De todo mal, líbranos, Señor.  
De todo pecado,
líbranos, Señor.  
De las tentaciones e insidias del demonio,
líbranos, Señor.  
De toda presunción y desesperación,
líbranos, Señor.  
De la resistencia a la verdad conocida,
líbranos, Señor.  
De la obstinación y la impenitencia,
líbranos, Señor.  
De la impureza de mente y de cuerpo,
líbranos, Señor.  
Del espíritu de fornicación,
líbranos, Señor.  
De todo espíritu malo,
líbranos, Señor.  

Por tu eterna procesión del Padre y del Hijo, líbranos, Señor.  
Por la encarnación de Jesucristo,
líbranos, Señor.  
Por tu descenso sobre Cristo en el Jordán,
líbranos, Señor.  
Por tu advenimiento sobre los discípulos,
líbranos, Señor.
En el día del juicio,
líbranos, Señor.  

Siendo pecadores, te rogamos, óyenos.

Para que así como vivimos por el Espíritu, obremos también por el Espíritu, te rogamos, óyenos.
Para que, recordando que somos templo del Espíritu, no nos profanemos, te rogamos, óyenos.
Para que, viviendo según el Espíritu, dominemos los deseos de la carne, te rogamos, óyenos.
Para que no contristemos al Espíritu Santo de Dios, te rogamos, óyenos.

Para que seamos solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz, te rogamos, óyenos.
Para que no creamos a todos los espíritus, te rogamos, óyenos.  
Para que discernamos si los espíritus son de Dios,
te rogamos, óyenos.  
Para que te dignes renovar en nosotros el espíritu de rectitud,
te rogamos, óyenos.
Para que nos confirmes con tu Espíritu soberano,
te rogamos, óyenos.

Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo,
perdónanos, Señor.
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo,
escúchanos, Señor.
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo,
ten piedad de nosotros.

Oración
Asístanos Señor, con la fuerza del Espíritu Santo, a fin de que purifique nuestros corazones y nos preserve de todo mal.
Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

A continuación, pedimos a la Santísima Virgen, la gracia de conocernos:

Ave Maris Stella
Salve, del mar Estrella,
de Dios Madre venerable
y siempre Virgen,
feliz puerta del Cielo.

Recibiste aquel Ave
de boca de Gabriel:
afiánzanos en paz
cambiando el nombre de Eva.

Suelta las cadenas de los reos,
da luz a los ciegos,
líbranos de nuestros males,
alcánzanos todos los bienes.

Muestra que eres nuestra Madre
que reciba de Ti nuestras preces
el que por nosotros nació
y quiso ser Hijo tuyo.

Virgen singular,
entre todas humilde.
Haz que, limpios de culpa,
seamos humildes y castos.

Danos una vida pura,
prepáranos un camino seguro.
para que, viendo a Jesús,
siempre nos alegremos.

Alabanza a Dios Padre,
la suma honra a Cristo
y al Espíritu Santo:
a los Tres un mismo honor. Amén.

Letanías del Santo Rosario
Para quienes rezamos un Misterio del Rosario todos los días, junto con las letanías lauretanas, no hace falta que las repitamos.
A continuación vamos a rezar una variante distinta de las Letanías del Rosario, inspiradas en la "Lumen Gentium "y en la "Marialis Cultus".

Señor, ten piedad. Señor, ten piedad.
Cristo, ten piedad. Cristo, ten piedad.
Señor, ten piedad. Señor, ten piedad.

Santa María, ruega por nosotros.
Santa Madre de Dios, ruega por nosotros.
Santa Virgen de las vírgenes, ruega por nosotros.

Hija predilecta del Padre, ruega por nosotros.
Madre de Cristo Rey, ruega por nosotros.
Gloria del Espíritu Santo, ruega por nosotros.

Virgen Hija de Sión, ruega por nosotros.
Virgen pobre y humilde, ruega por nosotros.
Virgen sencilla y obediente, ruega por nosotros.

Esclava del Señor, ruega por nosotros.
Madre del Señor, ruega por nosotros.
Colaboradora del Redentor, ruega por nosotros.

Llena de gracia, ruega por nosotros.
Fuente de hermosura, ruega por nosotros.
Conjunto de todas las virtudes, ruega por nosotros.

Fruto escogido de la redención, ruega por nosotros.
Discípula perfecta de Cristo, ruega por nosotros.
Imagen purísima de la Iglesia, ruega por nosotros.

Mujer nueva, ruega por nosotros.
Mujer vestida de sol, ruega por nosotros.
Mujer coronada de estrellas, ruega por nosotros.

Señora llena de benignidad, ruega por nosotros.
Señora llena de clemencia, ruega por nosotros.
Señora nuestra, ruega por nosotros.

Alegría de Israel, ruega por nosotros.
Esplendor de la Iglesia, ruega por nosotros.
Honor del género humano, ruega por nosotros.

Abogada de la gracia, ruega por nosotros.
Dispensadora de la piedad, ruega por nosotros.
Auxiliadora del pueblo de Dios, ruega por nosotros.

Reina de la caridad, ruega por nosotros.
Reina de la misericordia, ruega por nosotros.
Reina de la paz, ruega por nosotros.

Reina de los ángeles, ruega por nosotros.
Reina de los patriarcas, ruega por nosotros.
Reina de los profetas, ruega por nosotros.

Reina de los apóstoles, ruega por nosotros.
Reina de los mártires, ruega por nosotros.
Reina de los confesores, ruega por nosotros.

Reina de las vírgenes, ruega por nosotros.
Reina de todos los Santos, ruega por nosotros.

Reina concebida sin pecado original, ruega por nosotros.
Reina asunta a los cielos, ruega por nosotros.

Reina del mundo, ruega por nosotros.
Reina del cielo, ruega por nosotros.
Reina del universo, ruega por nosotros.

Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo.
Perdónanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo. Escúchanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo.
Ten misericordia de nosotros.

Sub tuum
Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios;
no desoigas nuestras súplicas en nuestras necesidades;
antes bien, líbranos de todos los peligros,
Virgen gloriosa y bendita.

Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios.
R. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo. Amén.

Oremos
Te rogamos, Señor, que nos concedas a nosotros tus siervos, gozar de perpetua salud de alma y cuerpo y, por la gloriosa intercesión de la bienaventurada Virgen María, seamos librados de la tristeza presente y disfrutemos de la eterna alegría. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.


Santo Evangelio según San Marcos
Mc 10, 17-31

El joven rico


17 Cuando salía Jesús al camino, se le acercó uno corriendo, se arrodilló ante él y le preguntó: «Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna?».
18 Jesús le contestó: «¿Por qué me llamas bueno? No hay nadie bueno más que Dios.
19 Ya sabes los mandamientos: no matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, no estafarás, honra a tu padre y a tu madre».
20 Él replicó: «Maestro, todo eso lo he cumplido desde mi juventud».
21 Jesús se quedó mirándolo, lo amó y le dijo: «Una cosa te falta: anda, vende lo que tienes, dáselo a los pobres, así tendrás un tesoro en el cielo, y
luego ven y sígueme».
22 A estas palabras, él frunció el ceño y se marchó triste porque era muy rico.
23 Jesús, mirando alrededor, dijo a sus discípulos: «¡Qué difícil les será entrar en el reino de Dios a los que tienen riquezas!».
24 Los discípulos quedaron sorprendidos de estas palabras. Pero Jesús añadió: «Hijos, ¡qué difícil es entrar en el reino de Dios!
25 Más fácil le es a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el reino de Dios».
26 Ellos se espantaron y comentaban: «Entonces, ¿quién puede salvarse?».
27 Jesús se les quedó mirando y les dijo: «Es imposible para los hombres, no para Dios. Dios lo puede todo».
28 Pedro se puso a decirle: «Ya ves que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido».
29 Jesús dijo: «En verdad os digo que no hay nadie que haya dejado casa, o hermanos o hermanas, o madre o padre, o hijos o tierras, por mí y por el Evangelio,
30 recibirá ahora, en este tiempo, cien veces más —casas y hermanos y hermanas y madres e hijos y tierras, con persecuciones— y en la edad futura, vida eterna.
31 Muchos primeros serán últimos, y muchos últimos primeros».
Palabra del Señor… Gloria a Ti, Señor Jesús.
TVD 131-134 (pg. 105-107)
Ave María purísima, sin pecado concebida.


[131]
Alguien puede objetar que esta devoción es nueva o sin importancia. No es nueva: los concilios, los Padres y muchos autores antiguos y modernos hablan de dicha consagración a Jesucristo o renovación de las promesas del santo Bautismo, como de una práctica antigua aconsejada por ellos a todos los cristianos.

No es de poca importancia, puesto que la fuente principal de todos los desórdenes, y, por consiguiente, de la condenación de los cristianos, procede del olvido e indiferencia respecto de esta práctica.

[132]
Pudiera alguno decir que esta devoción nos imposibilita para socorrer a las almas de nuestros parientes, amigos y bienhechores, dado que nos hace entregar a Nuestro Señor, por manos de la Santísima Virgen, el valor de todas nuestras buenas obras, oraciones, mortificaciones y limosnas. Le respondo:

No es creíble que nuestros amigos, parientes y bienhechores, salgan perjudicados porque nos entreguemos y consagremos, sin reserva, al servicio de Nuestro Señor y su Santísima Madre. Suponerlo sería menoscabar el poder y bondad de Jesús y de María, quienes sabrán ayudar a nuestros parientes, amigos y bienhechores sea con nuestra módica renta espiritual, sea con otros medios.

Esta devoción no impide orar por los demás, vivos o difuntos, aunque la aplicación de nuestras buenas obras ,dependa de la voluntad de la Santísima Virgen. Al contrario, nos llevará a rogar con mayor confianza. Sucede como a la persona rica que hubiera cedido todos sus bienes a un gran príncipe, para honrarlo más: ella rogaría, con mayor confianza, a este príncipe que dé una limosna a un amigo suyo que se la pide. El príncipe, hasta se sentiría feliz de encontrar la oportunidad, de manifestar su gratitud a quien se ha despojado de todo para honrarlo y se ha empobrecido para enriquecerlo. Lo mismo cabe decir de Nuestro Señor y de la Santísima Virgen, que jamás se dejarán vencer en gratitud.

[133]
Otro objetará tal vez: "Si doy a la Santísima Virgen todo el valor de mis acciones para que lo aplique a quien Ella quiera, ¡quizá tenga yo que padecer largo tiempo en el Purgatorio!"

Esta objeción proviene del amor propio y de la ignorancia que tenemos respecto a la generosidad divina y la de la Santísima Virgen. Y se destruye por sí sola. ¿Es posible, acaso, que una persona ferviente y generosa, que vela con mayor empeño, por los intereses de Dios que por los propios, da a Dios sin reserva cuanto posee de suerte -que ya "no puede dar más"(en latín: "Non plus ultra")- tiene como única aspiración la gloria de Dios y el reinado de Jesucristo por medio de su Santísima Madre y se sacrifica totalmente para alcanzar este fin..., será posible, repito, que persona tan noble y generosa sea más castigada en la otra vida, por haber sido en ésta más generosa y desinteresada que las otras?
¡Nada de esto! El Señor y su Madre Santísima lo veremos enseguida se mostrarán generosísimos en este mundo y en el otro, en el orden de la naturaleza, de la gracia y de la gloria, precisamente con esta persona.

[134]
Conviene ver ahora con la mayor brevedad los motivos que hablan en favor de esta devoción, los admirables efectos que produce y sus principales prácticas.

TOTUS TUUS
Todo tuyo

Totus tuus ego sum
et omnia mea tua sunt.
Accípio te in mea omnia.
Præbe mihi cor tuum, María!

Soy todo tuyo
y todo lo mío es tuyo.
Te recibo como mi todo.
¡Dame tu corazón, María!

Bendito y alabado sea Jesucristo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario