Día 18.
Decimoctavo día de la Consagración.
SEGUNDA
ETAPA: seis días para conocerme a mi mismo. 6/6 días.
Esquema inicial.
1.
Oraciones iniciales:
-Letanías
del Espíritu Santo (pg 235-237),
-Oh Santa María de Mares Estrella (289) y
-Letanías lauretanas (231-233)
-Oh Santa María de Mares Estrella (289) y
-Letanías lauretanas (231-233)
*Si se
reza el Rosario con las letanías, no hace falta repetirlas.
2. Lectura
orante correspondiente al día (pg. 263)
El joven
rico (Mc 10, 17-31)
TVD
131-134 pgs 105-107
3. Jaculatoria “El que quiere a su padre o a su
madre más que a mi, no es digno de mi; el que quiere a su hijo o a su hija más
que a mi, no es digno de mi, el que no coge su cruz y me sigue, no es digno de
mi (Mt 10,38)"
LETANIAS DEL ESPÍRITU SANTO
Versión monfortiana para la Consagración.
Señor,
ten piedad. Señor, ten piedad.
Cristo, ten piedad. Cristo, ten piedad.
Señor, ten piedad. Señor, ten piedad.
Cristo, ten piedad. Cristo, ten piedad.
Señor, ten piedad. Señor, ten piedad.
Cristo, óyenos. Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos. Cristo, escúchanos.
Dios, Padre celestial, ten piedad de nosotros.
Dios, Hijo Redentor del mundo, ten piedad de nosotros.
Dios, Espíritu Santo, ten piedad de nosotros.
Santísima
Trinidad, un solo Dios, ten
piedad de nosotros.
Espíritu que procedes del Padre y del Hijo, ten piedad.
Espíritu del Señor, que al comienzo de la creación, planeabas
sobre las aguas, ten piedad.
Espíritu por cuya inspiración han hablado los profetas, ten piedad.
Espíritu cuya unción nos enseña todas las cosas, ten piedad.
Espíritu que das testimonio de Cristo, ten piedad.
Espíritu
de verdad que nos instruyes sobre todas las cosas, ten piedad.
Espíritu que descendiste sobre María, ten piedad.
Espíritu del Señor que llenas todo el orbe, ten piedad.
Espíritu de Dios que habitas en nosotros, ten piedad.
Espíritu de Sabiduría y de entendimiento, ten piedad.
Espíritu que descendiste sobre María, ten piedad.
Espíritu del Señor que llenas todo el orbe, ten piedad.
Espíritu de Dios que habitas en nosotros, ten piedad.
Espíritu de Sabiduría y de entendimiento, ten piedad.
Espíritu
de consejo y fortaleza, ten piedad.
Espíritu de ciencia y de piedad, ten piedad.
Espíritu de temor del Señor, ten piedad.
Espíritu de gracia y de misericordia, ten piedad.
Espíritu de fuerza, dilección y sobriedad, ten piedad.
Espíritu de ciencia y de piedad, ten piedad.
Espíritu de temor del Señor, ten piedad.
Espíritu de gracia y de misericordia, ten piedad.
Espíritu de fuerza, dilección y sobriedad, ten piedad.
Espíritu
de fe, esperanza, amor y paz, ten
piedad.
Espíritu de humildad y castidad, ten piedad.
Espíritu de benignidad y mansedumbre, ten piedad.
Espíritu de gracia multiforme, ten piedad.
Espíritu que escrutas hasta los secretos de Dios, ten piedad.
Espíritu de humildad y castidad, ten piedad.
Espíritu de benignidad y mansedumbre, ten piedad.
Espíritu de gracia multiforme, ten piedad.
Espíritu que escrutas hasta los secretos de Dios, ten piedad.
Espíritu
que ruegas por nosotros con gemidos inefables, ten piedad.
Espíritu que descendiste sobre Cristo en forma de paloma, ten piedad.
Espíritu en el cual renacemos, ten piedad.
Espíritu que difundes la caridad en nuestros corazones, ten piedad.
Espíritu de adopción de los hijos de Dios, ten piedad.
Espíritu que descendiste sobre Cristo en forma de paloma, ten piedad.
Espíritu en el cual renacemos, ten piedad.
Espíritu que difundes la caridad en nuestros corazones, ten piedad.
Espíritu de adopción de los hijos de Dios, ten piedad.
Espíritu
que apareciste en lenguas de fuego sobre los
apóstoles, ten piedad.
Espíritu con el cual fueron colmados los apóstoles, ten piedad.
Espíritu que distribuyes tus dones a cada uno como tú
quieres, ten piedad.
apóstoles, ten piedad.
Espíritu con el cual fueron colmados los apóstoles, ten piedad.
Espíritu que distribuyes tus dones a cada uno como tú
quieres, ten piedad.
Muéstrate
propicio, perdónanos, Señor.
Muéstrate propicio, escúchanos, Señor.
Muéstrate propicio, escúchanos, Señor.
De todo
mal, líbranos, Señor.
De todo pecado, líbranos, Señor.
De las tentaciones e insidias del demonio, líbranos, Señor.
De toda presunción y desesperación, líbranos, Señor.
De la resistencia a la verdad conocida, líbranos, Señor.
De la obstinación y la impenitencia, líbranos, Señor.
De la impureza de mente y de cuerpo, líbranos, Señor.
Del espíritu de fornicación, líbranos, Señor.
De todo espíritu malo, líbranos, Señor.
De todo pecado, líbranos, Señor.
De las tentaciones e insidias del demonio, líbranos, Señor.
De toda presunción y desesperación, líbranos, Señor.
De la resistencia a la verdad conocida, líbranos, Señor.
De la obstinación y la impenitencia, líbranos, Señor.
De la impureza de mente y de cuerpo, líbranos, Señor.
Del espíritu de fornicación, líbranos, Señor.
De todo espíritu malo, líbranos, Señor.
Por tu
eterna procesión del Padre y del Hijo, líbranos, Señor.
Por la encarnación de Jesucristo, líbranos, Señor.
Por tu descenso sobre Cristo en el Jordán, líbranos, Señor.
Por tu advenimiento sobre los discípulos, líbranos, Señor.
En el día del juicio, líbranos, Señor.
Por la encarnación de Jesucristo, líbranos, Señor.
Por tu descenso sobre Cristo en el Jordán, líbranos, Señor.
Por tu advenimiento sobre los discípulos, líbranos, Señor.
En el día del juicio, líbranos, Señor.
Siendo
pecadores, te
rogamos, óyenos.
Para que
así como vivimos por el Espíritu, obremos también por el Espíritu, te rogamos, óyenos.
Para que, recordando que somos templo del Espíritu, no nos profanemos, te rogamos, óyenos.
Para que, viviendo según el Espíritu, dominemos los deseos de la carne, te rogamos, óyenos.
Para que no contristemos al Espíritu Santo de Dios, te rogamos, óyenos.
Para que, recordando que somos templo del Espíritu, no nos profanemos, te rogamos, óyenos.
Para que, viviendo según el Espíritu, dominemos los deseos de la carne, te rogamos, óyenos.
Para que no contristemos al Espíritu Santo de Dios, te rogamos, óyenos.
Para que
seamos solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz, te rogamos, óyenos.
Para que no creamos a todos los espíritus, te rogamos, óyenos.
Para que discernamos si los espíritus son de Dios, te rogamos, óyenos.
Para que te dignes renovar en nosotros el espíritu de rectitud, te rogamos, óyenos.
Para que nos confirmes con tu Espíritu soberano, te rogamos, óyenos.
Para que no creamos a todos los espíritus, te rogamos, óyenos.
Para que discernamos si los espíritus son de Dios, te rogamos, óyenos.
Para que te dignes renovar en nosotros el espíritu de rectitud, te rogamos, óyenos.
Para que nos confirmes con tu Espíritu soberano, te rogamos, óyenos.
Cordero
de Dios que quitas el pecado del mundo,
perdónanos, Señor.
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo,
escúchanos, Señor.
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo,
ten piedad de nosotros.
perdónanos, Señor.
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo,
escúchanos, Señor.
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo,
ten piedad de nosotros.
Oración
Asístanos Señor, con la fuerza del Espíritu Santo, a fin de que purifique nuestros corazones y nos preserve de todo mal.
Asístanos Señor, con la fuerza del Espíritu Santo, a fin de que purifique nuestros corazones y nos preserve de todo mal.
Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.
A continuación, pedimos a la Santísima Virgen, la gracia de
conocernos:
Ave Maris Stella
Salve, del mar Estrella,
de Dios Madre venerable
y siempre Virgen,
feliz puerta del Cielo.
Recibiste aquel Ave
de boca de Gabriel:
afiánzanos en paz
cambiando el nombre de Eva.
Suelta las cadenas de los reos,
da luz a los ciegos,
líbranos de nuestros males,
alcánzanos todos los bienes.
Muestra que eres nuestra Madre
que reciba de Ti nuestras preces
el que por nosotros nació
y quiso ser Hijo tuyo.
Virgen singular,
entre todas humilde.
Haz que, limpios de culpa,
seamos humildes y castos.
Danos una vida pura,
prepáranos un camino seguro.
para que, viendo a Jesús,
siempre nos alegremos.
Alabanza a Dios Padre,
la suma honra a Cristo
y al Espíritu Santo:
a los Tres un mismo honor. Amén.
Letanías del Santo Rosario
Para quienes rezamos un Misterio del Rosario todos los días, junto
con las letanías lauretanas, no hace falta que las repitamos.
A continuación vamos a rezar una variante distinta de las Letanías
del Rosario, inspiradas en la "Lumen Gentium "y en la "Marialis
Cultus".
Señor,
ten piedad. Señor, ten piedad.
Cristo,
ten piedad. Cristo, ten piedad.
Señor,
ten piedad. Señor, ten piedad.
Santa
María, ruega por nosotros.
Santa
Madre de Dios, ruega
por nosotros.
Santa
Virgen de las vírgenes, ruega
por nosotros.
Hija
predilecta del Padre, ruega
por nosotros.
Madre de
Cristo Rey, ruega
por nosotros.
Gloria
del Espíritu Santo, ruega
por nosotros.
Virgen
Hija de Sión, ruega
por nosotros.
Virgen
pobre y humilde, ruega
por nosotros.
Virgen
sencilla y obediente, ruega
por nosotros.
Esclava
del Señor, ruega
por nosotros.
Madre
del Señor, ruega
por nosotros.
Colaboradora
del Redentor, ruega
por nosotros.
Llena de
gracia, ruega
por nosotros.
Fuente
de hermosura, ruega
por nosotros.
Conjunto
de todas las virtudes, ruega
por nosotros.
Fruto
escogido de la redención, ruega
por nosotros.
Discípula
perfecta de Cristo, ruega
por nosotros.
Imagen
purísima de la Iglesia, ruega
por nosotros.
Mujer
nueva, ruega por nosotros.
Mujer
vestida de sol, ruega
por nosotros.
Mujer
coronada de estrellas, ruega
por nosotros.
Señora
llena de benignidad, ruega
por nosotros.
Señora
llena de clemencia, ruega
por nosotros.
Señora
nuestra, ruega
por nosotros.
Alegría
de Israel, ruega
por nosotros.
Esplendor
de la Iglesia, ruega
por nosotros.
Honor
del género humano, ruega
por nosotros.
Abogada
de la gracia, ruega
por nosotros.
Dispensadora
de la piedad, ruega
por nosotros.
Auxiliadora
del pueblo de Dios, ruega
por nosotros.
Reina de
la caridad, ruega
por nosotros.
Reina de
la misericordia, ruega
por nosotros.
Reina de
la paz, ruega
por nosotros.
Reina de
los ángeles, ruega
por nosotros.
Reina de
los patriarcas, ruega
por nosotros.
Reina de
los profetas, ruega
por nosotros.
Reina de
los apóstoles, ruega
por nosotros.
Reina de
los mártires, ruega
por nosotros.
Reina de
los confesores, ruega
por nosotros.
Reina de
las vírgenes, ruega
por nosotros.
Reina de
todos los Santos, ruega
por nosotros.
Reina
concebida sin pecado original, ruega
por nosotros.
Reina
asunta a los cielos, ruega
por nosotros.
Reina
del mundo, ruega
por nosotros.
Reina
del cielo, ruega
por nosotros.
Reina
del universo, ruega
por nosotros.
Cordero
de Dios, que quitas los pecados del mundo.
Perdónanos,
Señor.
Cordero
de Dios, que quitas los pecados del mundo. Escúchanos, Señor.
Cordero
de Dios, que quitas los pecados del mundo.
Ten
misericordia de nosotros.
Sub tuum
Bajo tu
amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios;
no desoigas nuestras súplicas en nuestras necesidades;
antes bien, líbranos de todos los peligros,
Virgen gloriosa y bendita.
Ruega
por nosotros, Santa Madre de Dios.
R. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de
Nuestro Señor Jesucristo. Amén.
Oremos
Te rogamos, Señor, que nos concedas a nosotros tus
siervos, gozar de perpetua salud de alma y cuerpo y, por la gloriosa
intercesión de la bienaventurada Virgen María, seamos librados de la tristeza
presente y disfrutemos de la eterna alegría. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
Amén.
✠ Santo Evangelio según San Marcos
Mc 10, 17-31
El joven rico
17
Cuando salía Jesús al camino, se le acercó uno corriendo, se arrodilló ante él
y le preguntó: «Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna?».
18 Jesús
le contestó: «¿Por qué me llamas bueno? No hay nadie bueno más que Dios.
19 Ya
sabes los mandamientos: no matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás
falso testimonio, no estafarás, honra a tu padre y a tu madre».
20 Él
replicó: «Maestro, todo eso lo he cumplido desde mi juventud».
21 Jesús
se quedó mirándolo, lo amó y le dijo: «Una cosa te falta: anda, vende lo que
tienes, dáselo a los pobres, así tendrás un tesoro en el cielo, y
luego
ven y sígueme».
22 A
estas palabras, él frunció el ceño y se marchó triste porque era muy rico.
23 Jesús,
mirando alrededor, dijo a sus discípulos: «¡Qué difícil les será entrar en el
reino de Dios a los que tienen riquezas!».
24 Los
discípulos quedaron sorprendidos de estas palabras. Pero Jesús añadió: «Hijos, ¡qué
difícil es entrar en el reino de Dios!
25 Más fácil
le es a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el
reino de Dios».
26 Ellos
se espantaron y comentaban: «Entonces, ¿quién puede salvarse?».
27 Jesús
se les quedó mirando y les dijo: «Es imposible para los hombres, no para Dios.
Dios lo puede todo».
28 Pedro
se puso a decirle: «Ya ves que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido».
29 Jesús
dijo: «En verdad os digo que no hay nadie que haya dejado casa, o hermanos o
hermanas, o madre o padre, o hijos o tierras, por mí y por el Evangelio,
30
recibirá ahora, en este tiempo, cien veces más —casas y hermanos y hermanas y
madres e hijos y tierras, con persecuciones— y en la edad futura, vida eterna.
31
Muchos primeros serán últimos, y muchos últimos primeros».
☧ Palabra del Señor… Gloria a Ti, Señor
Jesús.
TVD 131-134 (pg. 105-107)
⚜ Ave María purísima, sin pecado concebida.
[131]
Alguien
puede objetar que esta devoción es nueva o sin importancia. No es nueva: los
concilios, los Padres y muchos autores antiguos y modernos hablan de dicha
consagración a Jesucristo o renovación de las promesas del santo Bautismo, como
de una práctica antigua aconsejada por ellos a todos los cristianos.
No es de
poca importancia, puesto que la fuente principal de todos los desórdenes, y,
por consiguiente, de la condenación de los cristianos, procede del olvido e
indiferencia respecto de esta práctica.
[132]
Pudiera
alguno decir que esta devoción nos imposibilita para socorrer a las almas de
nuestros parientes, amigos y bienhechores, dado que nos hace entregar a Nuestro
Señor, por manos de la Santísima Virgen, el valor de todas nuestras buenas
obras, oraciones, mortificaciones y limosnas. Le respondo:
1° No es
creíble que nuestros amigos, parientes y bienhechores, salgan perjudicados
porque nos entreguemos y consagremos, sin reserva, al servicio de Nuestro Señor y
su Santísima Madre. Suponerlo sería menoscabar el poder y bondad de Jesús y de
María, quienes sabrán ayudar a nuestros parientes, amigos y bienhechores sea
con nuestra módica renta espiritual, sea con otros medios.
2º Esta
devoción no impide orar por los demás, vivos o difuntos, aunque la aplicación de
nuestras buenas obras ,dependa de la voluntad de la Santísima Virgen. Al
contrario, nos llevará a rogar con mayor confianza. Sucede como a la persona
rica que hubiera cedido todos sus bienes a un gran príncipe, para honrarlo más:
ella rogaría, con mayor confianza, a este príncipe que dé una limosna a un amigo
suyo que se la pide. El príncipe, hasta se sentiría feliz de encontrar la
oportunidad, de manifestar su gratitud a quien se ha despojado de todo para
honrarlo y se ha empobrecido para enriquecerlo. Lo mismo cabe decir de Nuestro
Señor y de la Santísima Virgen, que jamás se dejarán vencer en gratitud.
[133]
Otro
objetará tal vez: "Si doy a la Santísima Virgen todo el valor de mis
acciones para que lo aplique a quien Ella quiera, ¡quizá tenga yo que padecer
largo tiempo en el Purgatorio!"
Esta
objeción proviene del amor propio y de la ignorancia que tenemos respecto a la
generosidad divina y la de la Santísima Virgen. Y se destruye por sí sola. ¿Es
posible, acaso, que una persona ferviente y generosa, que vela con mayor empeño,
por los intereses de Dios que por los propios, da a Dios sin reserva cuanto
posee de suerte -que ya "no puede dar más"(en latín: "Non plus
ultra")- tiene como única aspiración la gloria de Dios y el reinado de
Jesucristo por medio de su Santísima Madre y se sacrifica totalmente para
alcanzar este fin..., será posible, repito, que persona tan noble y generosa sea
más castigada en la otra vida, por haber sido en ésta más generosa y
desinteresada que las otras?
¡Nada de
esto! El Señor y su Madre Santísima lo veremos enseguida se mostrarán generosísimos
en este mundo y en el otro, en el orden de la naturaleza, de la gracia y de la
gloria, precisamente con esta persona.
[134]
Conviene
ver ahora con la mayor brevedad los motivos que hablan en favor de esta devoción,
los admirables efectos que produce y sus principales prácticas.
⚜ TOTUS
TUUS
Todo tuyo
Totus
tuus ego sum
et omnia
mea tua sunt.
Accípio
te in mea omnia.
Præbe
mihi cor tuum, María!
Soy todo
tuyo
y todo
lo mío es tuyo.
Te
recibo como mi todo.
¡Dame tu
corazón, María!
Bendito y alabado sea Jesucristo.
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