martes, 4 de abril de 2017

Consejos para la MEDITACIÓN


ACERCA DE LA IMPORTANCIA DE LA MEDITACIÓN EN LA PREPACIÓN MONFORTIANA, PARA LA CONSAGRACIÓN A LA SABIDURÍA ENCARNADA, JESUCRISTO, POR MARÍA, COMO ESCLAVO DE AMOR.
FUGE, TACE, QUIESCE
INTRODUCCIÓN BREVE SOBRE LA MEDITACIÓN CRISTIANA.

La oración es definida por San Juan Damasceno como la elevación de la mente a Dios y la petición a Dios de cosas convenientes

La oración es necesaria a todo cristiano, ya que:
-a Dios le tributas los homenajes que en justicia se merece: adoración, gratitud, amor, sumisión filial, alabanza, honra, darle gloria...
-al prójimo para vivir la caridad en las cruces.
-a nosotros nos encamina a la santificación.

La oración puede ser de dos maneras: vocal y mental.

La oración mental o meditación es un ejercicio práctico de las tres potencias del alma (memoria, entendimiento y voluntad), sobre la consideración de los divinos misterios. En este caso meditaremos los misterios divinos que Dios quiso realizar en la más excelsa de sus criaturas: la Virgen María, la Madre de su Único Hijo, la Santísima.

La oración mental podemos dividirla en:
-Si el coloquio es del alma a Dios, la oración es meditativa.
-Si el coloquio es de Dios al alma, la oración es contemplativa.

Una de las cosas más necesarias en la vida espiritual es la meditación. No pensemos que es difícil su ciencia ni su práctica. Es lo más sencillo del mundo, porque es una cosa que hacemos habitualmente con nuestros asuntos temporales y cotidianos. Por lo que no necesita más que trasladar a los negocios espirituales, lo que hacemos en los negocios temporales.

Para realizar una meditación espiritual:
1.Tener un rato de reflexión sobre los negocios de nuestra alma, 
2.Encaminado a tomar algunas resoluciones que conduzcan a nuestro bien espiritual.
3.Y que termina con alguna oración a Dios o la petición de intercesión a la Virgen, los santos o los ángeles para obtener la gracia de cumplir esa resolución.

Por lo tanto, abraza cuatro actos:
1,Proposición de algún asunto espiritual. (Memoria)
A través de las lecturas meditadas diarias, compuestas de un pasaje de los Evangelios y unos puntos del TVD, hacemos una lectura atenta y sosegada. Hacemos uso de nuestra memoria para confrontar lo leído con lo vivido.

2.Consideración de este asunto viendo lo que conviene hacer. (Entendimiento).
Leemos los textos a la Luz de Cristo. De lo puramente intelectual, tratamos de hacerlo carne, vivirlo, interiorizarlo. Porque se puede hablar de Dios, estudiar de Dios, impregnarse de conocimientos teológicos, pero no vivirlos. En este punto, pensamos que nos acerca y que nos aleja de Dios respecto a las lecturas del día.

3.Propósito de acción. Y por lo tanto elección de medios y modos para llevarlo a cabo. (Voluntad)
Una vez entendido que nos aleja o que nos acerca, en que posición estamos frente a nuestra relación personal con Jesús y María, toca poner los medios para conseguirlo. Nosotros conocemos nuestra debilidad. Debemos esforzarnos en hacer el bien, pero no puede recaer todo en nuestra vountad (caeríamos en el error voluntarista semipelagiano). Al contrario, la gracia que nos precede y que es interna, debemos de colaborar con ella. Pero para ello hay que pedirlo en oración que es la siguiente fase.

4.Petición de gracia par cumplir los propósitos (Oración).

MÉTODOS DE ORACIÓN
Hay muchos métodos, pero creemos por la experiencia de la Iglesia que  el método de San Ignacio, es el más propicio para esta preparación de 30 días. Sin ir más lejos San Luis Maria Grignon de Monfort, tuvo una formación jesuítica.
Y es que el método Ignacio es el que mejor se adapta a la razón humana. Sus apéndices y anexos son muy conformes al espíritu humano. Y conviene que seamos diligentes en llevarlas a cabo.

PASOS PREVIOS DE LA MEDITACIÓN. Tiene tres actos:
1.Presencia de Dios. Un paso o dos antes del sitio, mentalmente piensa a dónde vas y a qué. Es el momento del recogimiento. Hacer silencio externo e interno. Acallar todas las voces que nos van a irrumpir en la meditación y distraernos: preocupaciones, tareas pendientes, etc.
Es útil la oración de entrega. Entregar poco a poco al Señor, cada una de las preocupaciones que nos asaltan para hacer silencio.
Enseña el Santo Padre San Juan de la Cruz (Dichos de luz y amor) “Una palabra habló el Padre, que fue su Hijo, y ésta habla siempre en eterno silencio, y en silencio ha de ser oída del alma”.
Y es que no podemos perder de vista nuestro objetivo de 30 días, la de dejarnos enseñar con autoridad maternal de Maria, para Consagrarnos al Verbo Encarnado, Jesucristo por María, como esclavos de amor.
Por lo tanto, el silencio para hablar y oir. Un tiempo para Dios. En la Iglesia o solos en nuestro cuarto.

2.Adoración de Dios. Apaciguados, con reverencia exterior e interior, se hace un acto de reverencia al Señor.

3.Oración preparatoria. La cual ha de ser sencilla. San Luis María Grignon de Monfort, coincidiendo con todos los maestros de oración, propone que se pidan luces al Espíritu Santo.


MEDITACIÓN

Toma Señor, y recibe toda mi libertad, mi memoria, mi entendimiento, y toda mi voluntad. Todo lo que soy, todo lo que poseo. Tú me lo diste; a tí, Señor, lo torno. Todo es Tuyo. Dispón de mi según Tu voluntad. Dame tu amor y gracia, que eso me baste. San Ignacio de Loyola.

La meditación se hace ejercitando la memoria, el entendimiento y la voluntad por estas cuatro reflexiones:

1.EJERCICIO DE MEMORIA. ¿Qué voy a meditar hoy? Preguntaos a vosotros mismos esto. O lo que es lo mismo, leed un punto, un párrafo, una máxima diaria del Tratado…. Y preguntaos ¿qué es lo que yo acabo de leer? Podéis recordar experiencias que os recuerden lo leído, diálogos con amigos y sacerdotes, libros que os dieron luz respecto a este tema, eso que te llamó especialmente la atención en una reflexión personal con uno mismo, un interrogante que se va tensando a medida que vas creciendo y aun no ha sido resulta... y lo menciona o lo clarifica el punto del TVD, o del Evangelio,
Y decíos: ¿qué es lo que leí, o lo que oí, en el primer punto? Y después procurad interiorizarlo como si se lo tuvieras que contarlo a otro.


2.EJERCICIO DE ENTENDIMIENTO.
Ven Creador Espíritu, de los tuyos la mente a visitar, a encender en Tu Amor los corazones que de la nada te gustó crear[…] Con tu Luz ilumina los sentidos, los afectos inflama con tu amor.  Veni Creator Spiritus

Si esto que he leído u oído es verdad, ¿qué debo hacer?
Debo hacer tal cosa o dejar de hacer otra. Debo tener tal amistad o dejarla. Debo leer tal libro o no leer tal otro. Debo dejar la costumbre, diversión, recreo, acción… o debo adquirir otra costumbre, tal practica o tal precaución…
En este punto tenemos mucho que pensar, acerca de nuestras obligaciones, devociones, costumbres, virtudes, obras de caridad y celo, mortificaciones, lecturas, diversiones, conversaciones, amistades, empleos, uso del tiempo, modo de hablar o de callar para evitar murmuraciones, comer, etc.
Pensemos más concretamente en el modo como nos portamos con nuestros padres, superiores, hermanos, amigos, empleados, enemigos, etc. De nuestra conducta en las cosas espirituales, en las cosas de casa, en los empleos y cargos, en nuestra conducta pública, en el empleo del tiempo, etc.
En una palabra, de todas y cada una de las acciones de nuestra vida. Y para que más fundado sea lo que considero, podré recorrer estos cinco motivos de las resoluciones que se me han ocurrido:
El hacer esto o dejar de hacer aquello es decoroso, útil, agradable, fácil, necesario…o al contrario.

3.EJERCICIO DE LA VOLUNTAD.
Digo que importa mucho, y el todo, una grande y muy determinada determinación de no parar hasta llegar al final, venga lo que viniere, suceda lo que sucediere, trabajase lo que se trabajare, murmure quien murmurare...” Santa Teresa Camino 21 ,2

Propongo hacer esto que he visto que debo hacer porque es bueno. Y es necesario ejercitar la voluntad con deseos de cumplirlo y de desearlo, o animarse, o de fortalecerse. En este paso se deben pensar dos cosas:
-La una, que obstáculos tendré para cumplir lo que deseo y propongo.
-La otra, que medios me pondrán servir para llevarlo a cabo.

4.EJERCICIO DE ORACIÓN (SÚPLICA).
En efecto, no entiendo mi comportamiento, pues no hago lo que quiero, sino que hago lo que aborrezco. Rom 7, 15

Pero como yo soy débil, esa es mi experiencia, no caigo en un pesimismo antropológico. La herida espiritual de la concupiscencia que nos queda después del bautismo, es la inclinación al mal y la dificultad al bien.
Una vez que tengo mi propósito de ahora, probablemente después me resistiré o procrastinaré[1]. Por ello debo pedir gracia a Dios.
Y en este punto usaremos  muchos afectos, y si no se le ocurren a uno, con varias oraciones, pedir a Nuestro Señor que según la meditación que se haga gracia para cumplir los propósitos hechos, y obrar conforme a lo que se ha meditado.
Pero más concretamente en estos 30 días, pediremos la intercesión y ayuda de María, dispensadora de todas las gracias, para que nos enseñe, proteja, cure y prepare, como la mejor de las madres. Siempre teniendo la certeza que guiados de sus puras manos llegaremos más rápidamente hacia su Hijo, Nuestro Señor Jesucristo, nuestra meta.
Ella nos dará todo lo que necesitamos para unirnos más a su amadísimo Hijo, en definitiva para nuestra salvación, pidámoslo con corazones sinceros y ella nos lo dará.
Porque para entrar en el Corazón abierto de Jesús, hay que hacerse pequeños y humildes, y aferrarse[2], coger de la manos de María. Solo así, solo así…


[1] Procrastinar: aplazar una tarea a un mañana que nunca concretizará. Vicio de pereza o vicio de acedia si son relacionados con lo espiritual.
[2]“Aférrense al Rosario como la enredadera se aferra al árbol –porque sin Nuestra Señora no podemos mantenernos”.Beata Teresa de Calcuta.

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