lunes, 20 de marzo de 2017

Día 26.


Día 26.Vigésimo sexto día de la Consagración.
Etapa 4/4:
Seis días para conocer
a Jesucristo
2/6 días

“Emplearán la tercera semana en conocer a Jesucristo. Pondrán repetir centenares de veces al día: ¡Señor, que yo te conozca!
O bien;
Señor, que yo vea quien eres!

Esquema inicial:
1. Oraciones iniciales:
-Letanías del Espíritu Santo (pgs. 235-237),
-Oh Santa María de Mares Estrella (Ave Maris Stella) (pg. 289)
-Letanías del Nombre de Jesús (novedad)
2. Evangelio:
-La mujer adúltera (Jn. 8, 1-11)
3. Tratado de la Verdadera Devoción:
-TVD 61-63
4. Jaculatoria:
       - “El que no tenga pecado, lance la primera piedra”. (Jn. 8, 7)
5. Propuesta final de una breve letanía (opcional)

ORACIONES:
Sugerencia: se puede repartir las oraciones a lo largo del día, para evitar distracciones o tedio.

Señor,       ten piedad       Señor,       ten piedad.
Cristo,       ten piedad       Cristo,       ten piedad.
Señor,       ten piedad       Señor,      ten piedad.

Cristo,       óyenos              Cristo,       óyenos.
Cristo,       escúchanos       Cristo,     escúchanos.

Dios Padre Celestial,       Ten misericordia de nosotros.
Dios, Hijo, Redentor del mundo, Ten misericordia de nosotros.
Dios, Espíritu Santo,       Ten misericordia de nosotros.
Trinidad Santa, un solo Dios,       Ten misericordia de nosotros.

Espíritu que procede del Padre y del Hijo,
ten piedad de nosotros.
Espíritu del Señor, que al comienzo de la creación,
planeando sobre las aguas, las fecundaste,
ten piedad de nosotros.
Espíritu por inspiración del cual han hablado los profetas,
ten piedad de nosotros.
Espíritu cuya unción nos enseña todas las cosas,
ten piedad de nosotros.
Espíritu que das testimonio de Cristo,
ten piedad de nosotros.
Espíritu de verdad que nos instruyes sobre todas las cosas,
ten piedad de nosotros.
Espíritu que sobreviniste sobre María, 
ten piedad de nosotros.
Espíritu del Señor que llena todo el orbe,
ten piedad de nosotros.
Espíritu de Dios que habita en nosotros,
ten piedad de nosotros.
Espíritu de sabiduría y de entendimiento, 
ten piedad de nosotros    
Espíritu de consejo y de fortaleza,
ten piedad de nosotros.
Espíritu de ciencia y de piedad,
ten piedad de nosotros.
Espíritu de temor del Señor,
ten piedad de nosotros.
Espíritu de gracia y de misericordia, 
ten piedad de nosotros.
Espíritu de fuerza, de dilección y de sobriedad,
ten piedad de nosotros.
Espíritu de fe, de esperanza, de amor y de paz,
ten piedad de nosotros.
Espíritu de humildad y de castidad,
ten piedad de nosotros.
Espíritu de benignidad y de mansedumbre,
ten piedad de nosotros.
Espíritu de multiforme gracia, 
ten piedad de nosotros.
Espíritu que escrutas los secretos de Dios,
ten piedad de nosotros.
Espíritu que ruegas por nosotros con gemidos inenarrables,
ten piedad de nosotros.
Espíritu que descendiste sobre Cristo en forma de paloma,
ten piedad de nosotros.
Espíritu en el cual renacemos,
ten piedad de nosotros.
Espíritu por el cual se difunde la caridad en nuestros corazones,
ten piedad de nosotros.
Espíritu de adopción de los hijos de Dios,
ten piedad de nosotros.
Espíritu que apareciste en lenguas de fuego sobre los apóstoles,
ten piedad de nosotros.
Espíritu con el cual fueron los apóstoles henchidos,
ten piedad de nosotros.
Espíritu que distribuyes tus dones a cada uno como quieres,
ten piedad de nosotros.

Muéstrate propicio,       perdónanos, Señor.
Muéstrate propicio,       escúchanos, Señor.

De todo mal,      
líbranos, Señor.
De todo pecado,
líbranos, Señor.
De tentaciones e insidias del demonio,      
líbranos, Señor.
De la presunción y desesperación,      
líbranos, Señor.
De la resistencia a la verdad conocida,
líbranos, Señor.
De la obstinación y de la impenitencia,      
líbranos, Señor.
De la impureza de la mente y del cuerpo,      
líbranos, Señor.
Del espíritu de fornicación,      
líbranos, Señor.
De todo espíritu del mal,             
líbranos, Señor.

Por Tu eterna procesión del Padre y del Hijo.
Te rogamos óyenos.
Por Tu descenso sobre Cristo en el Jordán.
Te rogamos óyenos.
Por Tu advenimiento sobre los discípulos.
Te rogamos óyenos.
En el día del juicio, nosotros pecadores.
Te rogamos óyenos.

Para que así como vivimos del Espíritu, obremos también por Él
Te rogamos óyenos.
Para que reacordando que somos templo del Espíritu Santo, no lo profanemos
Te rogamos óyenos.
Para que viviendo según el Espíritu, no cumplamos los deseos de la carne
Te rogamos óyenos.
A fin de que por el Espíritu mortifiquemos las obras de la carne.
Te rogamos óyenos.
Para que no te contristemos a Ti, Espíritu Santo de Dios,
Te rogamos óyenos.
Para que seamos solícitos en guardar la  unidad del Espíritu en el vínculo de la paz
Te rogamos óyenos.
Para que no creamos a todo espíritu
Te rogamos óyenos.
Para que probemos a los espíritus si son de Dios. 
Te rogamos óyenos.
Para que te dignes renovar en nosotros el espíritu de rectitud
Te rogamos óyenos.
Para que nos confirmes por tu Espíritu Soberano
Te rogamos óyenos.

Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,             
perdónanos,  Señor. 
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
escúchanos, Señor.  
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
ten piedad de nosotros.

Ave Maris Stella
Salve Estrella del mar,
Santa Madre de Dios
y siempre Virgen,
feliz Puerta del cielo.

Tú que has recibido
el saludo de Gabriel,
y has cambiado el nombre de Eva,
establécenos en la paz.

Rompe las ataduras de los pecadores,
da luz a los ciegos,
aleja de nosotros los males
y alcánzanos todos los bienes.

Muestra que eres Madre:
reciba nuestras súplicas
por medio de Ti,
Aquél que, naciendo por nosotros,
aceptó ser Hijo tuyo.

¡Oh, Virgen incomparable!
¡Amable como ninguna!
Haz que,
libres de nuestras culpas,
permanezcamos humildes y castos.

Danos una vida limpia,
prepáranos un camino seguro;
para que viendo a Jesús,
nos alegremos eternamente contigo.

Demos alabanza
a Dios Padre,
gloria a Cristo Soberano
y también al Santo Espíritu,
a los Tres un mismo honor. Amén.

Letanías del nombre de Jesús.
"No hay otro Nombre bajo el cielo, concedido a los hombres que pueda salvarnos". Hch. 4,12

Señor, ten piedad de nosotros.
Señor, ten piedad de nosotros.
Cristo, ten piedad de nosotros.
Cristo, ten piedad de nosotros.
Señor, ten piedad de nosotros.
       Señor, ten piedad de nosotros.

Jesús, óyenos.       
Jesús, óyenos.
Jesús, escúchanos.      
Jesús, escúchanos.

Dios, Padre celestial,
ten piedad de nosotros.
Dios, Hijo, Redentor del mundo,
ten piedad de nosotros.
Dios, Espíritu Santo, ten piedad de nosotros.
ten piedad de nosotros.
Dios santo, trino y uno, ten piedad de nosotros.
ten piedad de nosotros.

Jesús, Hijo de Dios vivo, ten piedad de nosotros.
Jesús, resplandor del Padre, ten piedad de nosotros.
Jesús, candor de la luz eterna, ten piedad de nosotros.
Jesús, rey de la gloria, ten piedad de nosotros.
Jesús, sol de justicia, ten piedad de nosotros.
Jesús, Hijo de la Virgen María, ten piedad de nosotros.
Jesús, amable, ten piedad de nosotros.
Jesús, admirable, ten piedad de nosotros.
Jesús, Dios fuerte, ten piedad de nosotros.
Jesús, Padre del siglo futuro, ten piedad de nosotros.
Jesús, ángel del gran consejo, ten piedad de nosotros.
Jesús, poderosísimo, ten piedad de nosotros.
Jesús, obedientísimo, ten piedad de nosotros.
Jesús, manso y humilde de corazón, ten piedad de nosotros.
Jesús, amador de la castidad, ten piedad de nosotros.
Jesús, amador nuestro, ten piedad de nosotros.
Jesús, Dios de paz, ten piedad de nosotros.
Jesús, autor de la vida, ten piedad de nosotros.
Jesús, modelo de virtudes, ten piedad de nosotros.
Jesús, celador de las almas, ten piedad de nosotros.
Jesús, Dios nuestro, ten piedad de nosotros.
Jesús, refugio nuestro, ten piedad de nosotros.
Jesús, padre de los pobres, ten piedad de nosotros.
Jesús, tesoro de los fieles, ten piedad de nosotros.
Jesús, buen pastor, ten piedad de nosotros.
Jesús, luz verdadera, ten piedad de nosotros.
Jesús, sabiduría eterna, ten piedad de nosotros.
Jesús, bondad infinita, ten piedad de nosotros.
Jesús, camino y vida nuestra, ten piedad de nosotros.
Jesús, gozo de los ángeles, ten piedad de nosotros.
Jesús, rey de los patriarcas, ten piedad de nosotros.
Jesús, maestro de los apóstoles, ten piedad de nosotros.
Jesús, doctor de los evangelistas, ten piedad de nosotros.
Jesús, fortaleza de los mártires, ten piedad de nosotros.
Jesús, luz de los confesores, ten piedad de nosotros.
Jesús, pureza de las vírgenes, ten piedad de nosotros.
Jesús, corona de todos los santos, ten piedad de nosotros.

Sednos propicio, perdónanos, Jesús.
Sednos propicio, escúchanos, Jesús.

De todo mal, líbranos, Jesús.
De todo pecado, líbranos, Jesús.
De tu ira, líbranos, Jesús.
De los lazos del demonio, líbranos, Jesús.
Del espíritu de fornicación, líbranos, Jesús.
De la muerte eterna, líbranos, Jesús.
Del desprecio de tus inspiraciones, líbranos, Jesús.

Por el misterio de tu santa encarnación, líbranos, Jesús.
Por tu nacimiento, líbranos, Jesús.
Por tu infancia, líbranos, Jesús.
Por tu vida divina, líbranos, Jesús.
Por tus trabajos, líbranos, Jesús.
Por tu pasión y gloria, líbranos, Jesús.
Por tu cruz y desamparo, líbranos, Jesús.
Por tus angustias, líbranos, Jesús.
Por tu muerte y sepultura, líbranos, Jesús.
Por tu resurrección, líbranos, Jesús.
Por tu ascensión, líbranos, Jesús.
Por tus gozos, líbranos, Jesús.
Por tu gloria, líbranos, Jesús.

Cordero de Dios, que borras los pecados del mundo,
Jesús, perdónanos.
Cordero de Dios, que borras los pecados del mundo,
Jesús, escúchanos.
Cordero de Dios, que borras los pecados del mundo,
Jesús, ten piedad de nosotros.

V. Bendito sea el Nombre del Señor.
R. Ahora y siempre, por los siglos de los siglos.

ORACIÓN
Señor Jesucristo, que dijiste:
Pedid y recibiréis,
buscad y hallaréis,
llamad y se os abrirá;
te suplicamos derrames sobre nosotros la ternura de tu divino amor, a fin de que amándote de todo corazón, con palabra y con obras, nunca cesemos de alabarte.

Haz, Señor, que te amamos y amemos también perpetuamente tu Santo Nombre, porque jamás abandona tu providencia a los que proteges con la fortaleza de tu amor.
Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
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Lecturas correspondientes a cada día:
Consejo: Leer o escuchar con atención, evitando en la medida de lo posible, toda distracción. Es aconsejable acompañarlo de pausas  para favorecer la meditación:

Santo Evangelio según San Juan. (Jn. 8, 1-11)
1 Por su parte, Jesús se retiró al monte de los Olivos.
2 Al amanecer se presentó de nuevo en el templo, y todo el pueblo acudía a él, y, sentándose, les enseñaba.
3 Los escribas y los fariseos le traen una mujer sorprendida en adulterio, y, colocándola en medio.
4 le dijeron: «Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio.
5 La ley de Moisés nos manda apedrear a las adúlteras; tú, ¿qué dices?».
6 Le preguntaban esto para comprometerlo y poder acusarlo. Pero Jesús, inclinándose, escribía con el dedo en el suelo.
7 Como insistían en preguntarle, se incorporó y les dijo: «El que esté sin pecado, que le tire la primera piedra».
8 E inclinándose otra vez, siguió escribiendo.
9 Ellos, al oírlo, se fueron escabullendo uno a uno, empezando por los más viejos. Y quedó solo Jesús, con la mujer en medio, que seguía allí delante.
10 Jesús se incorporó y le preguntó: «Mujer, ¿dónde están tus acusadores?; ¿ninguno te ha condenado?».
11 Ella contestó: «Ninguno, Señor».

Palabra del Señor… Gloria a Ti, Señor Jesús.

TVD 61-63
El fin último de toda devoción es Jesucristo.
[61]
El fin último de toda devoción debe ser Jesucristo, Salvador del mundo, verdadero Dios y verdadero hombre. De lo contrario, tendríamos una devoción falsa y engañosa. Jesucristo es el "alfa y la omega", "el principio y el fin" de todas las cosas. La meta de nuestro ministerio escribe San Pablo es "construir el Cuerpo de Cristo, hasta que todos, sin excepción, alcancemos la edad adulta..."
Efectivamente, sólo en Cristo "habita realmente la plenitud total de la divinidad" y todas las demás plenitudes de gracia, virtud y perfección. Sólo en Cristo hemos sido "bendecidos con toda bendición del Espíritu".
 
Jesucristo, Dios y hombre verdadero. Pantócrator.

Porque Él es
el único Maestro que debe enseñarnos,
el único Señor de quien debemos depender,
la única Cabeza a la que debemos estar unidos,
el único Modelo a quien debemos asemejarnos,
el único Médico que debe curarnos,
el único Pastor que debe apacentarnos,
el único Camino que debe conducirnos,
la única Verdad que debemos creer,
la única Vida que debe vivificarnos,
y el único Todo que en todo debe bastarnos.
Análisis del icono, mostrando, como la segunda persona divina de la trinidad, la doble naturaleza de Jesús, humana y divina.

"No hay otro nombre bajo el cielo, concedido a los hombres que pueda salvarnos". Dios no nos ha dado otro fundamento de salvación, perfección y gloria que Jesucristo.
Todo edificio que no esté construido sobre esta roca firme, se apoya en arena movediza, y se derrumbará infaliblemente tarde o temprano.
Quien no esté unido a Cristo como el sarmiento a la vid, caerá, se secará y lo echarán al fuego. En cambio, si permanecemos en Jesucristo, y Jesucristo en nosotros, no pesa ya sobre nosotros condenación alguna: ni los Ángeles del Cielo, ni los hombres de la tierra, ni los demonios del infierno, ni criatura alguna podrá hacernos daño, porque nadie podrá separarnos del amor de Dios presente en Cristo Jesús.
Por Jesucristo, con Jesucristo, en Jesucristo lo podemos todo: tributar al Padre en la unidad del Espíritu Santo todo honor y gloria; hacernos perfectos; y ser olor de vida eterna para nuestro prójimo.

[62]
Por tanto, si establecemos la sólida devoción a la Santísima Virgen, es sólo para establecer más perfectamente la de Jesucristo, y ofrecer un medio fácil y seguro para encontrar al Señor.
Si la devoción a la Santísima Virgen apartase de Jesucristo, habría que rechazarla como Ilusión diabólica. Pero como ya lo he demostrado e insistiré en ello más adelante, sucede todo lo contrario. Esta devoción nos es necesaria para hallar perfectamente a Jesucristo, amarlo con ternura y servirlo con fidelidad.

[63]
Me dirijo a Ti por un momento, amabilísimo Jesús mío, para quejarme amorosamente ante tu divina Majestad de que la mayor parte de los cristianos, aún los más instruidos, ignoran la unión necesaria que existe entre Ti y tu Madre Santísima.
Tú, Señor, estás siempre con María, y María está siempre contigo y no puede existir sin Ti, de lo contrario, dejaría de ser lo que es. María está de tal manera transformada en Ti por la gracia, que Ella ya no vive ni es nada; sólo tú, Jesús mío, vives y reinas en Ella más perfectamente que en todos los Ángeles y santos.
¡Ah! ¡Si se conociera la gloria y el amor que recibes en esta creatura admirable, se tendrían hacia Ti y hacia Ella sentimientos muy diferentes de los que ahora se tienen! Ella se halla tan íntimamente unida a Ti, que sería más fácil separar la luz del sol, el calor del fuego; más aún, sería más fácil separar de Ti a todos los Ángeles y santos que a la divina María, porque Ella Te ama más ardientemente y te glorifica con mayor perfección que todas las demás creaturas juntas


TOTUS TUUS
Todo tuyo

Totus tuus ego sum
et omnia mea tua sunt.
Accípio te in mea omnia.
Præbe mihi cor tuum, María!

Soy todo tuyo
y todo lo mío es tuyo.
Te recibo como mi todo.
¡Dame tu corazón, María!

Bendito y alabado sea Jesucristo.

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